Recientemente, el presidente Gustavo Petro, como es costumbre, envía mensajes para ofender y generar malestar entre la sociedad; en días pasados arremetió contra la medicina y los galenos en Medellín: “Por eso es que la medicina en este país es tan mala: porque en Colombia solo los hijos de los ricos la estudian y cuando terminan, se la pasan todo el día tomando tinto en la 93”.
Una
Petrada normal a la que estamos acostumbrados a escuchar al terrorista
guerrillero del M19; SÍ, si terrorista porque sus palabras generan terror,
pánico, zozobra, incertidumbre y lesionan a las personas, y guerrillero porque
sigue siendo militante del M19; él mismo muestra la bandera de su movimiento a
cada rato.
Burradas
al expresar públicamente sus ideas contra los médicos, una evidente burrada y
solo para argumentar con unos pocos casos cercanos que me rodean, como por
ejemplo un oftalmólogo, dermatólogo, nefrólogo, pediatra, ginecoobstetra,
enfermera superior, tecnólogo en radiología, odontólogo; dos patólogos, dos
médicos generales, dos ortopedistas, dos radiólogos, entre otros, todos
formados con mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación; de familias pobres,
haciendo préstamos bancarios o Icetex, trabajando y estudiando en algunos
casos; ninguno de familias clasistas o ricas y a ninguno he visto en el parque
de la 93 tomando tinto.
Estos
galenos que menciono han aportado el servicio de la medicina a la sociedad
colombiana atendiendo pacientes, mejorando la calidad de vida de muchos y
resolviéndoles sus problemas médicos al interior y exterior del país. Algunos
lograron conseguir becas de estudio y se sostuvieron así en toda su carrera,
dejando un legado histórico en las vidas de sus pacientes.
Qué
pena, presidente, pero en mi recorrido por Colombia, “la Colombia profunda”,
así está representada la medicina nacional, con gente de pueblo, de barrio, con
sueños de construir sociedad, con ganas de mejorar su calidad de vida y la de
sus familiares; es gente estudiosa de la ciencia de la medicina, con miles de
apellidos y poca alcurnia. Esa gente a la que usted critica recibe a miles de
pacientes que vienen de todas partes del mundo para hacerse cirugías,
trasplantes, tratamientos odontológicos y maxilofaciales, cardíacos y de
columna entre muchas otras atenciones médicas. Nuestra medicina tiene su
renombre nacional desde José Celestino Mutis, considerado el padre de la
medicina colombiana.
De
paso le recuerdo que Colombia tiene hospitales históricos, entre otros el
Hospital Militar Central, un referente mundial en traumatología, por culpa de
las minas quiebrapatas que colegas suyos de las FARC, ELN, EPL, M19 sembraron
y todavía siembran en el campo colombiano, pero también el hospital oncológico,
San Juan de Dios, Federico Lleras, Pablo Tobón Uribe o la clínica
oftalmológica.
Lo
que sí debería importarle y preocuparle al presidente es el tema de la
seguridad para que los médicos no se sientan amenazados en las famosas zonas rojas del
país (presencia de guerrilleros y narcotráfico), para que puedan ir a realizar
su año rural sin la incertidumbre de encontrarse a los guerrilleros y ser
secuestrados por ellos para atender a la "guerrillerada". Estos temas sí son
competencia del presidente, que no deja de hacer burradas y será recordado por
sus petradas.
“El
camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr”. “Soy
ciudadano”.
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