Cuando muere un amigo

Que sabemos de ser verdaderos amigos del género humano, del reino animal, del reino mineral, de todo lo que nos rodea, creo que muchos hombres no dimensionamos estos factores del devenir de la vida sino cuando de verdad muere un amigo, tendríamos que identificar que es un amigo para cada uno de nosotros y sólo en ese momento podríamos entender el significado de la palabra amigo.

Historias existen muchas, sin embargo, cuando le pides a Dios tener algo y él te lo envía como tú lo pediste es precisamente allí cuando comprendes que Dios si existe, que atiende tus solicitudes y fuera de eso te acompaña para que puedas caminar con él recorriendo esos momentos difíciles o satisfactorios por la vida, acompañado de un buen amigo.

Hoy murió Greco a sus 13 años de existencia, fue seleccionado en una caja donde había tres perras y un perro, un pastor alemán elegante, serio, tranquilo, humilde, dócil pero lo más importante noble, leal y caballero, creo que Dios lo colocó allí para darme una lección de vida que muy pocos pueden aprender cuando tienen un animalito a su lado.

Pero fíjense que en la vida, cada día el hombre busca en los animales aquello que perdimos en los humanos, las cosas simples como la nobleza, la lealtad, la compañía, alguien que nos escuche sin interrumpir y que aún a pesar del hambre, las dificultades y los problemas siempre al llegar se alegra al verte y salte de alegría para decirte que te quiere.

Que pobreza la mía, al no tener la sensibilidad del noble Greco, al no poseer la capacidad de sonreír siempre aún en medio de las dificultades y de no sentir lo que debe sentir un animal cuando llega a tu casa, son tan sabios que no cualquier ser humano alcanza a dimensionar su grandeza.

Hoy se fue un amigo y como él existen millones de seres que día tras día nos dan cátedra de hidalguía, caballerosidad y sencillez, teniendo claro, que vinieron a ésta vida a cumplir un papel importante para con nosotros, enseñarnos a ser cada día mejores seres humanos, que el mismo Dios que te envió a nuestras manos hoy te reciba lleno de alegría comprendiendo que el mensaje fue recibido y ahora no me queda otro camino que el de seguir tu ejemplo.

Gracias Dios por ese enorme regalo que te pedí en mi vida y que le brindo mucha alegría y compañía a Martha, Sara y Susana.

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos” (soy ciudadano)