Militares. A qué hora nos volvimos enemigos (activos y retirados)

Comprender los fenómenos de las relaciones interpersonales que afectan a la Fuerza Pública colombiana en estos tiempos parece un tanto complicado, sin embargo se debe haber vivido los dos escenarios, el de activo y el de retirado para poder hablar con propiedad del tema.

Veamos, en el pasado los enfrentamientos entre Ejército y Policía fueron una demostración de los errores del momento, una fuerza quería ser superior a la otra y viceversa, sin embargo por mucho tiempo la policía estuvo bajo mando operacional de los militares factor que pudo ser exitoso para unos y crítico para otros.

Entre las Fuerzas Militares el ambiente no fue tan fácil, el Ejército siempre se sintió como la fuerza más empeñada en la misión constitucional mientras que a marinos y pilotos se les veía como los irreverentes del conflicto a la hora de poner el pecho a la responsabilidad del país.

Sin embargo, a pesar de estas diferencias siempre observé varias características de nuestras fuerzas, la unión y respeto que existía entre oficiales, suboficiales, soldados y civiles que bajo una firme convicción de disciplina y amor a la carrera se cohesionaban para salir adelante a las circunstancias que los gobiernos de turno y las guerrillas le deparaban a nuestros militares y policías para el cumplimiento de la misión.

Los militares y policías activos y retirados se unían con orgullo en ceremonias, actos públicos, actividades académicas, en momentos difíciles y en los pocos momentos de tranquilidad dándose la mano no sólo como compañeros de combate sino también como amigos de carrera.

En el presente cercano, la presión aberrante de las guerrillas, la exigencia de resultados por parte del Gobierno y la realidad vivida por el pueblo, marcó un derrotero de intereses bajo diferentes lemas que unificaron esfuerzos bajo los lamentables hechos que marcaron la historia.

Las cuatro fuerzas se unieron al cumplimiento honorable de una misión constitucional, los lazos de amistad se fueron marcando cada día más en los tiempos que llamaron guerra o conflicto interno, pero la hermandad, la milicia y la camaradería se fue desvaneciendo cada día por los intereses individuales que hoy vemos con tan marcada demostración entre los activos y los retirados.

En tiempos de otrora, ser militar retirado era motivo de orgullo, volver a ingresar a una Unidad Militar era sentir otra vez el olor a Patria y compartir con los compañeros era volver a vivir, hoy en cambio para muchos se desea olvidar lo que fuimos, nos sentimos menospreciados por los uniformados en todo sentido, hoy ser militar retirado es como una ofensa para muchos y en ciertos casos es como saber que ya no me eres útil a los intereses.

Hoy, supuestamente la paz de Santos  llegó, la guerra se acabó, sin embargo muchos líderes militares y políticos  desean acabar lo que se logró con esfuerzo, entre ellos la salud, la pensión, los clubes y lo más grave las relaciones interpersonales que nos llevan a olvidarnos que somos seres humanos que ingresamos a un régimen especial por un sólo factor, el amor por ese hermoso concepto que llamamos Patria.

Ojalá entendamos algún día que si fuimos capaces de ser cohesionados, unidos y victoriosos en la guerra, el esfuerzo en los tiempos de paz para reconstruir lo vivido debe ser aún mayor, porque si no lo logramos, los gobiernos se olivarán de los héroes, el tiempo borrará de las memorias el sudor y la sangre derramada por nuestros hombres y moriremos con la deuda histórica al no lograr como minoría todo aquello que nos hizo sentir grandes preguntándonos, ¿a qué hora nos volvimos enemigos?

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr” (soy ciudadano)