La muerte de Francisco nos debe recordar que, como seres humanos, al igual que el delegado de Dios, todos algún día nos iremos de la tierra, y seguramente daremos paso a las nuevas generaciones, como es el caso de nuestro nuevo guía católico para la tierra, el papa León XIV. A su vez, comprender que la iglesia se mueve por teorías, filosofía, investigación, historia, experiencias, creencias, líneas políticas e ideológicas, que se renueva constantemente acorde a los cambios de la sociedad y el avance del mundo.
La iglesia sigue siendo un actor político
fundamental para las buenas o malas relaciones del mundo, que también se mueve
bajo intereses y conveniencias, tema que no está mal si comprendemos su
permanencia y continuidad en el tiempo. Es por ello que, como ciudadanos,
debemos profundizar un poco más allá de lo que podemos ver en los procesos del
cónclave, la elección y acto de posesión de un cardenal que se convierte en papa.
Entender cuál es nuestro propósito de vida, qué
legado vamos a dejar cuando nos vayamos, cómo son nuestros actos bajo la fe
católica, qué estamos haciendo para servir, cómo formamos a las nuevas
generaciones y cómo actuamos bajo nuestra responsabilidad como ciudadanos son,
entre otros, los temas que deberíamos atender cada vez que estos actos solemnes
se presentan en el mundo.
Y ¿cómo no referenciar un tema de mucha
relevancia para Colombia? En la reciente y pública ceremonia donde el papa
realizó su primera aparición, los medios de comunicación del mundo entero, como
dijo Noticias Caracol, más de seis mil periodistas presentes, los asistentes
con mucho orgullo portaban las banderas de sus países, todas como son conocidas
a nivel mundial acorde a la vexilología, pero con la colombina no fue así.
Esa bandera que representa al Estado (territorio,
población y gobierno) es un tricolor de color amarillo, rojo y azul, SIN
ESCUDO; lo coloco en mayúscula para connotar que la bandera cuando lleva escudo
y borde rojo representa a la bandera de guerra que utilizan las fuerzas armadas
de Colombia; no es la identidad de la nación.
Sin embargo, los colombianos, día tras día, con
la venta de banderas con escudo hasta en los semáforos, confundimos una bandera
con la otra, que, sin darse cuenta y un tanto distraída y medio ignorante, han
contribuido a distorsionar la identidad de los símbolos patrios, en especial
nuestra bandera, y de paso la del país ante el mundo. Todos estos detalles van
generando cambios significativos que afectan a esta bella patria en actos
públicos como la llegada de un papa.
“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos
lograr”. “Soy ciudadano”.
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