El caso Álvaro Uribe Vélez

Debo aclarar, que no soy militante del Partido Político Centro Democrático, y no soy un vasallo del Uribismo, porque muchos colombianos creen que los militares en retiro, somos ciegamente propiedad de esta identidad política, hasta la fecha soy autónomo de mis criterios sobre este campo. 

Sin embargo, me veo en la responsabilidad de hacer un acercamiento al análisis del tema que hoy es noticia nacional e internacional, critica de las redes sociales, caballito de batalla de los enemigos de la democracia y criticas de una gran parte de la población que hoy se siente concernida en juzgar y prejuzgar al ex presidente Álvaro Uribe Vélez, sobre todo la juventud. 

Debo iniciar trayendo a la memoria, que en el año 2001 en Segovia, Antioquia siendo Mayor del Ejército me encontré con el precandidato del movimiento de firmas Primero Colombia y dijo, “debemos fortalecer a las Fuerzas Militares” y le expresé “primero debemos fortalecer al Presidente de la República para que él pueda fortalecer a los Militares” frente a mi respuesta me dijo “venga nos tomamos una fotografía”. 

Y así fue, en medio de la sangrienta historia del país, los colombianos eligieron a Álvaro Uribe como su presidente y desde su posesión, se evidenció tanto su recia posición para enfrentar las amenazas guerrilleras y narcoterroristas, como los ataques con artefactos explosivos el día de su posición frente a los ojos de la comunidad internacional y el país entero. 

Como militar, nadie me podrá cambiar las pruebas que observé, los colombianos estaban unidos y asustados por que el país era inviable según la comunidad internacional, el pueblo se quejaba de estar secuestrado en el territorio, la economía se veía en crisis, la guerrilla de las FARC estaban fortalecidas por el gobierno de Pastrana en la zona de despeje a punto que casi se convierten en un estado dentro del estado, mucha gente salía de Colombia dada sus posibilidades y al interior vivíamos las imborrables huellas de las guerrillas que abofeteaban a su gusto el campo y las ciudades. 

Esa era Colombia para esos tiempos, sin embargo Uribe a quien considero es el único Presidente que asumió su papel con el más alto criterio de responsabilidad con el tema de la seguridad le colocó alma corazón y vida bajo su lema trabajar, trabajar y trabajar orientando la política de seguridad democrática para enfrentar las amenazas del Estado, representadas por las FARC hoy senadores y movimiento político, el ELN atemorizando nuevamente al país, y acantonados en Venezuela y Cuba, además del narcotráfico. 

Nadie podrá negar que Uribe con sus políticas, ministerios y Fuerza Publica le regresaron la esperanzas a un país lesionado, atemorizado, burlado, pisoteado y menospreciado por todos los bandidos que dicen ser los defensores del pueblo, le devolvió tranquilidad al campo y regresó la oportunidad para la reconstrucción de Colombia. 

Por su parte, Santos generó los efectos contrarios, se pasó el resultado del plebiscito por el zapato, burlándose del pueblo en su derecho constitucional, nos puso en riesgo colocando a las FARC en el Congreso como si tan importante estamento hubiese sido creado como un nido para terroristas, se dejó burlar de estos, dividió el criterio de las Fuerzas Armadas, enfrentó al país entre los del sí y el no, entre la izquierda radical y la derecha radical, montó a sus seguidores camaleónicos en el poder y dejó en entre dicho sus raíces ancestrales de sus relaciones con los guerrilleros, se alió con Cuba y Venezuela, simpatizante de lo antidemocrático y un perverso personaje de la política colombiana que fue capaz de engañar los criterios del nobel de paz de Noruega. 

Sin embargo, hoy Uribe está en la mira del huracán y medio país se siente feliz cada vez que lo aplastan, lo pisotean, lo hunden y lo encierran, parecen hienas esperando a ver si se lo tragan, pero son tan efímeras las profundidades de sus criterios que no ven el huracán que nos arrastra hacia los peores momentos del país causados por ocho años de un gobierno elegido popularmente por un hombre que debería sentir más vergüenza que orgullo, hasta uno de sus hijos es motivo de crítica en redes sociales por una realidad que queda a medias, “no quiero decir que sea el Santo cachón o el Santo del Engaño, ni mucho menos el Santo de los Terroristas”. 

Lo cierto es que el caso Uribe, tiene mucho de fondo como de forma y los colombianos debemos analizar bien e informarnos en la profundidad de la información, bien para que no ocurra lo que paso en Jerusalén con el lavado de manos de Poncio Pilatos preguntándole al pueblo “a quien quieren que suelte a Barrabás o a Jesús” el pueblo respondió a Barrabas y hoy, el gran Jesús es recordado y todos le claman ayuda mientras el bandido de Barrabás luego de ser la peor escoria de la época, murió como hiena viendo desde la tribuna como se mataban en el coliseo. 

Oh bien, para que no ocurra como siempre en Colombia que los buenos terminan siendo malos y los malos los buenos, una mentira repetida mil veces se convierte en realidad, olvidamos rápidamente quienes son los terroristas y quienes son los héroes bajo la premisa “en guerra Dios es recordado y el soldado aclamado y en tiempo de paz Dios es olvidado y el soldado despreciado”. 

Si quieren ser justos, sean justos, pero utilicen el mismo racero jurídico para todos en una balanza desequilibrada que a veces creo que es inexistente, sea propia la oportunidad para mirar los criterios sobre el tema legal en el libro “Caso Álvaro Uribe Vélez bajo la lupa internacional” lo cierto es que el país de una u otra forma pagara por sus errores y sus aciertos, quieran o no quieran, tratando de ver solo el caso Uribe sin darse cuenta que podría ser una medida de engaño mientras otros se sacian como las grandes hienas.
 

 “El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)