Evaluada la participación en las marchas contra las reformas del actual gobierno, los días 26 de septiembre y 29 de octubre organizada por Pierre Onzaga Ramírez (Bogotá) y el 22 de octubre por Andrés Felipe Rodríguez (Medellín), un grupo de militares y policías en retiro que apoyaron las marchas de algunas ciudades capitales consideraron oportuno manifestar su sentir ante la opinión pública y las dos iniciativas democráticas.
Estos veteranos y reservistas, están protegidos por las leyes del país, en especial por la Constitución Política en sus artículos 2, 3, 27, 28, 37 en especial el 95, que considera un deber de todo ciudadano la participación en la vida política, cívica y comunitaria del país, participó voluntariamente en las manifestaciones públicas de manera pacífica por el compromiso social y la vocación patria que los caracteriza, manifestada siempre hacia el pueblo de Colombia.
Ven con preocupación, la división generada posterior a la marcha del 26 de septiembre, considerando que dos esfuerzos no permitirán una expresión sólida sobre el sentir que involucra a 39 millones de colombianos que sufrirán en últimas las decisiones de un gobierno de izquierda y los efectos de las propuestas de ley que se debaten en un congreso con mayoría del gobierno, limitando la objetividad y negociando para lograr adherir partidos.
Mientras estos escenarios de división se presenten en un país polarizado y lesionado políticamente, avanzaran las consecuencias en la economía, salud, convivencia, educación, justicia y seguridad generando un posible panorama irreversible frente a una intención expresada por el actual presidente y los integrantes del Pacto Histórico, mismos que están acompañados de exguerrilleros, politiqueros y falsos profetas partidistas.
El liderazgo nacional, representado por militares y policías se debe a la preocupación del panorama político del continente, los notorios cambios presentados por los países que practican una ideología de izquierda socialista, progresista, revolucionaria o dictaduras antidemocráticas que los afectará como población y lesiona un propósito de cohesión nacional.
Por consiguiente, presentan una posición conciliadora para propiciar no solamente una estrategia proyectada con objetivos definidos en procura de una sólida protesta social. Un solo esfuerzo nacional que vincule las mayorías inconformes que conlleve a la exigencia del respeto de quienes llegaron recientemente al poder ejecutivo, legislativo y judicial de una manera cuestionable, dudosa y lamentable para la democracia del país.
“El camino puede ser difícil, pero con su ayuda
lo podemos lograr” “Soy Ciudadano”
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