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Grafiti en Medellín |
Un pueblo de Indios, era libre hasta que llegaron los españoles a esclavizarlos, luego al borde del exterminio, trajeron a los negros incrementando la subyugación.
Para gobernar a los ciudadanos, se crearon las normas, leyes, dinastías, apellidos y un sistema de castas, que fue impuesto hasta que reaccionaron y se liberaron del yugo a base de sangre y fuego, donde venezolanos y colombianos lograron supuestamente “la libertad”.
Desde allí, hemos evolucionado supuestamente para mejorar, crecer y sobrevivir; sin embargo ese pueblo marginado, explotado y dominado aun no encuentra su libertad y para entenderlo debe asimilar varias realidades.
Para empezar, no ha podido liberarse de la violencia, muertes, asesinatos, accidentes, suicidios, heridas y golpes que no se han podido superar y que los mantiene esclavos de la violencia, sea por el narcotráfico, las guerrillas, la injusticia social, la política, la maldad, el dinero, la envidia, el chisme o simplemente el placer de ser violentos.
El país va cambiando su identidad religiosa, la religión dominante cada día se divide, entre los que creen y los que no creen, entre los católicos, cristianos, ortodoxos, testigos de jehová, espiritistas, chamanes e islámicos, generando día tras día, vertientes en iglesias, bodegas y en rincones espirituales.
La política tradicional pasó de dos a dieciocho partidos, con una gran gama de colores, que se enfrentan para ser líderes oportunistas entre la izquierda, derecha y centro, permitiendo más enfrentamientos, corrupción y desprestigio gubernamental, que proyección, evolución y respeto al ciudadano, generando un total desinterés para acudir a las urnas democráticamente.
Y por último, la educación como fortaleza basada en el ejemplo de la familia, docentes, principios y valores se fue desvaneciendo poco a poco para dar paso al libre desarrollo de la personalidad ampliado hacia lo positivo y lo negativo según la constitución del 91, donde fumar marihuana, elegir nuestra identidad sexual, pintarse el cabello, legalizar el aborto, más derechos que deberes, ganar el año escolar sin estudiar, explotar a las personas, “hacer lo que se me dé la gana”, irrespetar la economía, el falso testimonio y hasta enjuiciar a un inocente sin el debido proceso, son entre otras, la expresión máxima de la evolución en que vivimos.
Es por ello, que considero que Colombia va camino a la libertad sin importarle el precio y el resultado que tengan que pagar las generaciones siguientes, aquí lo importante es actuar como cada quien quiere y decir todo lo que se quiere, pero con los ojos tapados para no entender que en el escudo de los colombianos alguien colocó las palabras “Libertad”, pero basada en el “Orden”.
Y para colmo, una gran mayoría de colombianos no ha podido comprender que tienen en este país una riqueza insuperable, agua, tierra, espacio, océanos, selva, biodiversidad, minerales, creatividad, arte, música, folclor, minerales, variedad de cultivos, flores y una multicultural identidad, que nos hace ser un país extraordinario, sin embargo considero, que vamos en la búsqueda de la libertad total, pero lo que no podemos identificar, es si será totalmente positiva o negativa bajo las costumbres antiguas o las libertades del presente; solo el tiempo lo dirá.
“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)
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