domingo, 26 de enero de 2020


Cualquiera que haya visto las películas de Harry Potter o de las academias militares, podrá tener una somera ilustración de lo que significa ingresar a la Escuela Militar de Cadetes del Ejército Nacional en Colombia, cuyo nombre es el del prócer, General José María Córdova, un monumento nacional cuya historia data desde el año 1907. Lástima que en mi país, poco apreciamos la historia y las riquezas de las cuales somos dueños.

Es por ello, que al retomar mi memoria, recuerdo que al emprender el camino desde Santa Marta hasta Bogotá viaje en bus, que largo viaje y asustado, confieso que no dormí en casi toda la noche, iba rumbo a lo desconocido, no había visitado la capital del país y mucho menos solo desde los tres años cuando la dejé, nadie me esperaba en aquella gigantesca terminal de transporte, en una ciudad fría, inmensa, donde había nacido y donde vivía mi madre biológica con mi hermana mayor Marta a quien volví a encontrar después de tantos años, igual, que a la ciudad cuyo recuerdo había sido borrado por el tiempo.

Les comenté que la película de Harry Potter tendría un símil para analizar, pues sencillo, tocaba ingresar con todo el material, vestido entero con corbata, ropa interior suficiente, elementos de aseo, camisetas, toallas y un listado largo de elementos para utilizar durante la estadía, todo debía ser perfecto, nuevo, marcado con el número de la cédula y acorde a las circunstancias del clima.

Aquí, no atravesé el muro de la película, pero si la majestuosa entrada a la que sería mi casa, escuela, familia y centro de formación, fue el 23 de enero del año 1986 cuando ingresamos, nos recibieron lo más de amables, parecía la bienvenida a un gran hotel, los Alféreces todos simpáticos, sonrientes y educados ayudándonos a llevar las tulas, los oficiales en una amabilidad, que parecía de película, nos guiaban como los nuevos estudiantes, pero la verdad nos llamaban los reclutas, unos macabros (los que venían de prestar servicio militar y otros recabros (los que veníamos de terminar el bachillerato) ese año se graduarían los últimos ovejos (los que terminaron el bachillerato en la academia y continuaron la carrera).

El mismo día nos hicieron una ceremonia de recepción, los familiares podrían estar y luego se irían a sus casas, lógicamente los familiares de los que vivían en Bogotá, en su mayoría igual que yo, nadie nos acompañó, luego quedaríamos a merced de nuestros formadores, los 605 aspirantes fueron divididos en tres compañías, Girardot, Santander y Ricaurte, alojados en el bloque de los reclutas, ósea los cadetes de primer año.

Esta bienvenida sólo duró una semana, todo fue de aprendizaje básico, como vestirse, como marchar, como uniformarse, como saludar, los grados, las insignias, las formaciones, hacer aseo en las áreas asignadas, la oración patria, el himno a la escuela, conocer las instalaciones e identificar las áreas de protección en caso de un ataque a las instalaciones; ya para la época existían las aberrantes guerrillas y los enemigos de la Fuerza Pública.

Y después... a marchar, correr, todo se hacía al trote, gritar con voz de mando, diana a la 4.45 de la mañana, baño con agua fría y afeitada en 15 minutos, todo era controlado, todo se hacía en conjunto y pocas cosas se hacía sin compañía, éramos los nuevos, los novatos y debíamos estar en constante formación, la exigencia había llegado, la realidad estaba a flor de piel, todo absolutamente todo fue para formarnos, debo aclarar y destacar, la exigencia casi nunca desbordo el buen trato y respeto, fuimos enseñados bajo el ejemplo constante, eso sí, pero con mucha exigencia y autoridad, el tiempo me mostraría el porqué de esa disciplina.

Tuvimos oficiales que jamás se olvidan, de la Compañía Santander, nuestro Capitán Luis Ernesto Martínez Morales, los Tenientes Oscar García Arango, Luis Enrique León Santos, Nicasio Martínez Espinel, Mosquera Guevara Luis, Cardona Pinzón German, todos excelentes oficiales y muy estrictos, pero humanos, de carácter fuerte y exigentes pero decentes, allí comprendí que quienes llegaban a ese instituto se habían ganado el puesto con anterioridad, ningún Subteniente llegaba para la época al centro de formación.

Oficiales muchos, pero siempre hay quienes se destacaron por algo, como los Tenientes Jaime Lasprilla Villamizar, Luiz Pinzon, Cenen Darío Jiménez, Franco Pinzón, Juan Luis Gutiérrez, los Capitanes Alejandro Navas, Diego Mejía Cifuentes, Homero Herrera, Fabio Navarro, el Coronel Víctor Manuel Trujillo Subdirector y lógicamente nuestro Director el señor Brigadier General Farouk Yanine Díaz a quien recuerdo con mucha admiración por su amor y respeto gigantesco por la carrera militar y el país, sobre todo cuando expresaba en formación “ese maldito orgullo de ser militar”

Desde mi ingreso hasta mi salida, siempre se nos inculco el amor al país, la indisoluble fe en Dios guiada por pachito nuestro sacerdote, el tributo a nuestros próceres, el respeto y apoyo al pueblo y el ejemplo que deberíamos ser para la sociedad, un militar es uno entre mil y debía ser un ejemplo a seguir, juro ante Dios que jamás vi en mi preparación ninguna orientación diferente al respeto por la Ley, la disciplina, la milicia, el Estudio además de la no intervención en política como principio constitucional respetando siempre a nuestros gobernantes.

Fui asignado por mi apellido al tercer pelotón, tercera escuadra (la escuadra de los Martínez) y fui el tercer hombre, guiados y recibidos por el señor Alférez Prieto Rivera Julio César, de Calarcá Quindío, creo que toda la escuadra lo ha de recordar, dejó muchas huellas en sus alumnos por su exigencia, pero también por inculcarnos tenacidad, firmeza, valentía y esmero por hacer las cosas bien.

Entrenar a un Cadete futuro oficial para la época no era nada sencillo, se requería de muchos ingredientes físicos, intelectuales, jurídicos, militares, sociales, culturales, humanos y de mucha responsabilidad, toda vez que a corta edad ya estarás comandando, administrando y liderando mínimo de 30 hombre armados acompañado de experimentados suboficiales, sus vidas estarán en tus manos y la de la población también cuando ya estés en el campo de la realidad.

Hice parte de la Banda de Guerra, fue así como le rendí honores al Papa, la novia del bachiller iba quedando de lado por la profesión, el tiempo se hacía largo para volver a mi ciudad y en esa época una llamada seria como hoy ir a la luna, bastante difícil para mí; como nadie me visitaba los domingos, compartía con las familias de algunos de mis compañeros, acto humano que agradezco, eso también nos enseñaron, a ser solidarios entre nosotros, el mundo multicultural se hacía cada vez más importante en las relaciones humanas entre todos con el diario compartir, jóvenes con costumbres diferentes de todas las regiones.

De esta época recuerdo varios hechos que me quedaron grabados, visitar en campaña el cristo que colocaron en Armero, que desastre….que tristeza…lloré en él; el acercarme y saludar por primera vez a un Presidente, Virgilio Barco luego de una ceremonia, haber almorzado lechona, plato típico tolimense que probé por primera vez en campaña, la doblada de la ropa en cuadros, la muerte en un accidente con arma de fuego de un compañero y la nostalgia al comprender que mi vida iniciaba a cambiar para dar paso al sueño del niño, convertirme en militar.

“El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)


11 comentarios:

  1. Excelente relato y bonita historia Carlos, muy parecida a la mía, cuando el Director de nuestra Escuela Militar era mi General José Joaquín Matallana quien le entrego el mando a mi General Gabriel Puyana García, d quienes recibimos una excelente formación y concejos para la vida.

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    1. Eduardo, muchas gracias por leer y comentar, me alegra que exista otra historia similar.

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  2. Excelente relato mi coronel, historias muy similares, exoectayivas, pero sobre todo la certeza que siempre se inculcó el amor a Dios, el respeto por la ley , a amar a nuestra Nación y a defender la Patria.

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    1. Muchas gracias por leer y comentar, gracias a Dios que nos permite una historia similar.

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  3. Esta buenísima la historia,,, tu historia,,, esperare con ansias el próximo domingo para volverte a leer y seguir en cada línea la película en mi imaginación.

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  4. Estimado Cr Martinez. Un honesto testimonio sobre la.vida del «cadete recluta» que para unos ilustra y para otros nos trae lindos recuerdos. Felicitaciones.y exitos.en sus proyectos.



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    1. Carlos muchas gracias por tan excelente articulo

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    2. Gracias por sus comentarios mi Coronel, por leer y por difundir estas historias de un soldado.

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  5. Siguiendo instrucciones y cumpliéndose la formación comienza el deseo de más. Vamos por el relato del 87

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  6. No había leído este relato, pero te cuento que me imagino cómo fue todo para ti, gracias por hacernos sentir esas sensaciones tan bonitas con tus escritos de tu vida.

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En agradecimiento

Virgen de la Milgrosa -
Cerro El Cundí
(Santa Marta - Colombia)

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