¿Volvimos a los 90?

Algunas personas piensan que el país superó la violencia porque se presentó un “proceso de paz” con los guerrilleros de las Farc, y creen que vamos por buen rumbo presumiendo a ciegas que aquí no pasa nada. Qué incautos nuestros ciudadanos y qué distraídos están de la realidad. 

Colombia, no ha dejado de ser un país violento y se debe precisamente entre otras muchas cosas, a una dinámica generacional que no queremos erradicar, prefiriendo vivir bajo el yugo del temor, el miedo y la zozobra, a reaccionar en masa contra la violencia, los violentos y el terrorismo. 

Para argumentar la anterior posición, tendríamos que preguntarnos ¿de qué nacionalidad son los hombres y mujeres que empuñan las armas del terrorismo? Esas que hoy representan a las Farc, el Eln, las disidencias, el narcotráfico, los corruptos, los asesinos, los violadores de niños, secuestradores,  extorsionistas,  contrabandistas, ladrones, asesinos y empleados públicos, que miran el erario público como una posibilidad para enriquecerse. 

Los supuestos revolucionarios de bien no existen, esos que pretenden cambiar el país para un futuro mejor, han demostrado hasta la saciedad su forma violenta de convencer silenciosamente por la fuerza a hombres y mujeres para hacerlos parte de una masa violenta. 

Algunos partidos políticos, en unión de un sistema manipulado de elección popular, acompañado de la politiquería juegan con el pueblo, son administrados por nuestra propia gente donde el pueblo, permite absurdamente que jueguen con él para suplir sus necesidades minúsculas y dar continuidad al juego del gato y el ratón en la política. 

Los 90, fueron caracterizados por las curvas históricas de la violencia con las guerrillas y el narcotráfico, el comportamiento pendular  y oscilatorio que nunca se ha acabado en regiones como el Cauca, Nariño, Antioquia, Norte de Santander, Sur de Bolívar y Cesar, Caquetá, Guaviare y Meta,  donde el comportamiento social ha alcahueteado las dinámicas del terrorismo regional. 

Algunos, se sorprenden con el carro bomba que explotó en Corinto Cauca, pero lo cierto es que ése hecho, certifica y ratifica con el reclutamiento de menores de las disidencias, los cargamentos de cocaína, el incremento del microtrafico en las ciudades, el secuestro de niños, las pandillas callejeras, el boleteo y el hurto, además de los combates que sostiene la Fuerza Pública y las noticias de la presencia de los bandidos de las Farc y Eln en Venezuela, que no hemos vuelto a los 90, simplemente nos mantenemos en  un terrorismo interminable. 

Si a lo anterior, le sumamos las intenciones oscuras que la izquierda colombiana viene ejerciendo en el país y la forma como maltratan y retiran a las Fuerzas Militares un puñado de desadaptados, casi que podemos concluir que seguimos en un brutal y absurdo comportamiento violento que amedranta a la nación y encarcela a los ciudadanos dando continuidad a los años 90 con sentimientos de ambivalencia entre los ciudadanos que residen en el territorio. 

 “El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)