Cuenta la historia, que alguien expresó “ni Dios podría hundir al barco más grande del mundo” sin embargo se hundió, mientras su propietario se salvó y fue criticado como cobarde, su capitán se fue a lo profundo del océano con el barco y fue catalogado como héroe.
Esa historia dejó mucho para analizar frente a los desafíos de la competitividad en la construcción marítima para la época, las medidas de seguridad abordo, la confianza ciega que colocaron las personas en los administradores del barco y la poca atención a muchas fallas y debilidades que se anunciaron con anticipación.
Lo mismo pasa en Colombia, la diferencia es que no estamos montados en un barco, pero si en un territorio llamado Republica de Colombia, un Estado donde se pensó que nunca llegaría la izquierda y Petro al poder pero llegó. Las promesas de un cambio no permitieron al igual que en el Titanic observar las alertas de lo que podría ocurrir, ahora toca analizarlas y actuar de manera oportuna para corregir.
La primera alerta, nos conduce a recapacitar y decidir si frente al escenario nacional, queremos o no ser parte del futuro del país de manera activa, democrática, participativa, interesada, porque en últimas todo lo que pase o deje de pasar nos afectará a todos, nunca se cumplirá el preámbulo de la Constitución Nacional, si no participamos en conjunto utilizando las atribuciones de los artículos 2 de los fines del estado, 40 del control del poder político y 103 las formas de participación democráticas que están en nuestras manos.
Los ciudadanos acuden a la exigencia de los derechos implícitos en todas las leyes, frente a ese tema somos como fieras heridas, pero ¿por qué no somos así a la hora de cumplir los deberes del artículo 95 de la constitución política que apenas tiene nueve numerales? Uno de los más importantes el número quinto reza “participar en la vida política, cívica y comunitaria del país”.
Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios (numeral 1) respetar y apoyar a las autoridades (numeral 3) defender y difundir los derechos humanos (numeral 4) colaborar en el buen funcionamiento de la justicia (numeral 7) proteger los recursos naturales (numeral 8) y contribuir al financiamiento de los gastos del Estado (numeral 9) este último se cumple “a medias”.
La segunda alerta, está identificada por las intenciones y estrategia de la izquierda, que involucra a grupos guerrilleros, narcotráfico, corrupción, partidos e ideologías políticas e incluso al gobierno de turno, que de todas las maneras han demostrado su clara intención de amotinarse y hacerle huecos al barco llamado Colombia para que se hunda; es imposible no darse cuenta de esta realidad y negarse a ver la huella que presentan paises como Venezuela, Nicaragua, Argentina, Bolivia, por nombrar algunos estados.
La tercera alerta, está definida por el resultado político de las anteriores elecciones, si bien el país respondió positivamente al no dejar que ganara la izquierda en su totalidad, también es verdad que lograron conseguir gobernaciones, alcaldías, consejos, ediles y asambleas que acompañadas de las curules del Congreso y los partidos de izquierda se convierten en una base para sus intenciones de continuar en el poder de cualquier forma.
La ruta está marcada y definida para las elecciones del 2026, comprendiendo que la guerra pasó de ser armada a política, pero hoy se conjugan todas para apoderarse de la embarcación colocando en evidencia la estrategia de todas las formas de lucha, el objetivo es claro, adueñarse del barco así se hunda.
La última alerta y más grave, está plenamente tipificada en los hechos que demuestran la usurpación y suplantación de la autoridad legítima en La Plata Huila, Rosario y Policarpa en Nariño, por parte de los grupos armados ilegales como FARC disidencias y ELN; La instrumentalización de la población para expulsar a la Fuerza Pública en el Plateado Cauca y Briceño en Antioquia, esta realidad está acompañada del secuestro masivo de soldados, asesinato de militares y policías, extorsión y boleteo que cada día lesiona la poca tranquilidad de los colombianos y nos regresa a la incertidumbre de los años noventa.
Dentro de esta alerta está la recurrente acción de menoscabar la institucionalidad de nuestras fuerzas armadas, pilar por años de la democracia y garantes de la soberanía nacional, recuerde, dos cosas asustan a la izquierda, un pueblo comprometido políticamente y unos militares y policías convencidos de su responsabilidad constitucional, respeto por la institucionalidad y la democracia.
Si las anteriores alertas no le demuestran que el barco llamado Colombia se está hundiendo, que el gobierno es torpe a la hora del manejo de las relaciones internacionales, la administración del Estado para direccionar la economía, respetar la regla fiscal (no gastar más de lo que se gana) y evitar la fuga de capitales al igual que la migración evidente, brindar calma a la sociedad, manejar la salud y el contexto político además de no saber direccionar la fuerza pública y ser permisivo con los violentos, todo para lograr una nueva constitución para pasar de una democracia a un estado socialista totalitario.
Lo más probable es que la formula “a Petro le está yendo mal, al país le está yendo mal, pero la estrategia de la izquierda le está yendo bien” seguramente ya está dando sus frutos y el rumbo que atraviesa el país es igual al del Titanic ¿Y usted, que va a hacer como colombiano?
“El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” “Soy Ciudadano”
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