lunes, 4 de marzo de 2024




Al interior de la Fuerza Pública, cuando un delincuente sobresale en un grupo armado ilegal y se comprueba que es uno de los que lideran acciones terroristas, criminales, violentas en contra de la población o los bienes del Estado, con la agravante de irrumpir la convivencia pacífica, la paz y el orden público, se convierten en un objetivo militar,

 

Es necesario e importante recordar, que en el protocolo I de los convenios de Ginebra se orienta, explica y aclara en su artículo 52 que es un objetivo militar, tema que en el momento histórico del país no viene al caso para el presidente Gustavo Petro porque él ya fue un objetivo militar cuando estaba en el grupo guerrillero M19.

 

Pero ¿es un objetivo político? Entiéndase por objetivo una meta, logro o propósito por alcanzar y político, con el arte de la política. Por favor, recuerde: una cosa es un político como Gustavo Petro, otra cosa es una política pública, un partido político, candidato político, una política de estado o la Constitución Política de Colombia, todas pueden estar entrelazadas, pero son totalmente diferentes.

 

Creo que al presidente hay que declararlo objetivo político, porque sencillamente está incumpliendo con su actuar como individuo y como presidente las facultades constitucionales que le brindó el pueblo en el preámbulo constitucional y art. 3, por incumplimiento a las normas electorales del art. 109 en lo que se refiere a los topes electorales, por incitar al pueblo en sus redes sociales a enfrentarse con el mismo pueblo, incumpliendo el art. 2 “asegurar la convivencia pacífica”.

 

Por no adoptar una postura firme y adecuada con el tema de la seguridad nacional, casi haciéndose el de “la oreja sorda” con el tema de las asonadas, asesinato de militares y policías, narcotráfico, guerrillas del ELN, EPL, FARC, incumpliendo el art. 189 numeral 3 y 4, situación que se agrava porque al ser un exguerrillero y político colombiano sabe la magnitud del tema y las consecuencias que trae para la nación su tenue acción.

 

Sus actos displicentes y de incumplimiento de la agenda presidencial, dejan mucho que decir sobre su compromiso y seriedad como servidor público, cargo que le fue otorgado en las urnas de manera democrática “legal”.

 

El hoy presidente Gustavo Petro desde mi punto de vista, ya fue declarado un objetivo político con el ánimo de retirarlo del cargo por los conocedores de la política como arte al servicio del pueblo, los intelectuales, gremios que se sienten afectados por el mal manejo de la economía, líderes de mundo que observan su regular participación internacional al representar al país, por los periodistas que analizan diariamente sus errores y equivocaciones, militares y policías en retiro no afectos al Pacto Histórico que exigen el respeto por la fuerza pública, congresistas y partidos políticos de oposición y con mayor fuerza por todos los que votaron por él y hoy ven que no era el salvador del pueblo con sus ideas fallidas de “paz total” “vivir sabroso” “Colombia potencia mundial de la vida” las reformas impopulares y sus actos de buhonería.

 

Su astucia e intrepidez para engañar, lo han llevado a liderar de manera sigilosa e inteligente la desestabilización del país en muchos campos, entre otros irrespetando la constitución política y la división de poderes, utilizando sus alfiles como Benedetti, Leyva, Barreras, Bolívar, Sarabia, Velázquez, Jaramillo, Murillo, el canciller (condenado por peculado por destinación) y la Francia “de malas” entre muchos otros, para hacer y deshacer a su antojo políticamente.

 

No en vano, en reciente encuesta de opinión denominada “Colombia Pregunta y los colombianos responden” donde participaron 5.613 colombianos, Petro logró que el 96 % no desee continuar en un gobierno de izquierda, 97 % de inconformidad con el actuar del gobierno, evaluaron la seguridad con un 56,6 % pésimamente manejada, 17,7 % incompetentemente, 12,2 % mal manejado y el 9,1 % con preocupación; en la evaluación del presidente, de 1 a 10, el 74,1 % lo evaluó con un uno y el 1,2 % con un diez, la economía con un 63,5 % de preocupación, el futuro del país en un 57,2 % tiende a deteriorarse, 34,1 % retroceder y 9,8 estancarse.

 

Para desvirtuar o confirmar las posturas del presidente con un supuesto “golpe de Estado” los participantes dijeron, 25,1 % no es prudente, 21,1 % no estamos preparados, 10,6 % mejor dejarlo que termine, 10,5 % sería interesante y el 31 % sí le gustaría. Rápidamente se aprecia un 67,3 % en contra y un 31 % a favor,

 

Frente al anterior panorama, la respuesta es evidente, sí, Petro merece ser considerado un objetivo político por el pueblo.

 

 

 “El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” “Soy Ciudadano”



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