Nada extraño para algunos estudiosos del tema, la falla de seguridad en las comunicaciones en la fuerza pública, especialmente por el planteamiento que elevó la revista Semana en su artículo del 13 de mayo del presente año titulado "Exclusivo: en medio de la guerra, militares prefieren usar WhatsApp que los obsoletos equipos del Ejército". “Hombres de Mordisco lograron interceptarlos”. https://www.semana.com/nacion/articulo/exclusivo-en-medio-de-la-guerra-militares-prefieren-usar-whatsapp-que-los-obsoletos-equipos-del-ejercito-hombres-de-mordisco-lograron-interceptarlos/202526/
Antes de abordar el tema es necesario comprender
que para garantizar la seguridad del país y la soberanía nacional, se deben
mezclar muchos elementos de comunicaciones de manera conjunta, desde los
satélites y radares para control del espacio aéreo y la órbita geoestacionaria
por parte de la fuerza aeroespacial, el control de los dos océanos y ríos que
ejerce la armada, los 32 departamentos y las fronteras con los países vecinos por parte de la policía y
el ejército; todos requieren de unos medios de comunicaciones seguros, sobre
todo por la capacidad del dinero ilegal circulante que maneja el narcotráfico,
las guerrillas, la delincuencia y la corrupción en Colombia y el extranjero permitiéndoles
adquirir cualquier medio de comunicación para interceptar los medios propios,
utilizar los que tienen o comprar conciencias.
No olviden, por favor, la guerra cibernética y
sus ataques, drones, hackers y todos los medios existentes para vulnerar y
atacar a las tropas de cualquier fuerza pública del mundo.
Ahora volvamos al tema: Colombia, desde hace 40
años, viene adquiriendo radios de tecnología de punta con seguridad, fabricados
por Israel en su mayoría y una minoría de Estados Unidos, todos con estándares
militares y policiales. Solo para el ejército se necesitaron 15 mil de ellos
adquiridos con dinero de los colombianos año tras año en pequeñas cantidades
acorde al presupuesto; por ende, al romper relaciones con Israel, poner en
crisis con Estados Unidos y reducir el presupuesto del sector defensa como lo
hizo el ministro Velásquez, las consecuencias son evidentes en todo sentido, una
cantidad mínima de radios se han comprado de nueva tecnología en el gobierno
actual para el ejército, cifra totalmente ridícula para las necesidades.
Estos radios requieren de baterías grandes para su
funcionamiento como cualquier equipo tecnológico, y el buen proyecto de
elaboración de baterías en Facatativá por parte del batallón de mantenimiento,
uno de los pocos proyectos bandera, se ha visto mermado, casi eliminado, por
falta de presupuesto, tema que conlleva a la inutilización de los radios
propios y utilizar medios no seguros y no convencionales dentro de las
operaciones militares, vulnerando la seguridad de los soldados.
La experiencia demostró y parece que continua
igual, que las comunicaciones al interior de las fuerza pública para algunos
comandantes sigue siendo tema de tercera categoría y ni que decir de la
seguridad, “lógico, como eso no da bajas o capturas no importa”, una prueba de
ello es que en la historia del país solo han llegado a general de esta
especialidad 4 oficiales que por lo
general no se desempeñan en su campo como sucede con los dos actuales, uno de
ellos un mayor general; como se debe cumplir cuotas de mujeres en la
oficialidad muchas de las que ingresan son enviadas a comunicaciones por necesidad
y no por vocación, como son muchas, pues las asignan a otros cargos
administrativos y de comando, solo una minoría trabajan en su campo.
El nivel de mantenimiento de equipos de
comunicaciones está reducido: pocos recursos y repuestos, baja capacitación y,
por ende, descontento por la frustración de no poder cumplir como se debe por
parte de los que trabajan en este campo. ¿Y qué podría decir el alto mando o el
ministro? Si su comandante supremo es Petro y él lesionó las relaciones
binacionales con los países que suministran esta tecnología, sencillamente
estamos frente a una obsolescencia operativa.
Y como si fuera poco, no sé por qué, se
sorprenden de que Mordisco los esté interceptando, si las FARC lograron robarse
en los combates y demás situaciones del conflicto más de 1500 radios de
seguridad del ejército, armada y fuerza aeroespacial. Pregúntense: ¿Cuántos
radios devolvieron en el acuerdo de La Habana? Ninguno, ¿sí fue un tema al que
le prestaron importancia los negociadores? Pasó igual que con la entrega del
armamento, una burla y farsa del premio Nobel.
Una prueba histórica e ineludible de este tema
fue la intervención del guerrillero Romaña en la red de seguridad de la décima
tercera brigada cuando, al término de un programa de radio del General Sánchez,
dijo “Romaña está QAP” y en la Cuarta Brigada de Medellín, al General Herrera
le expresaron “el bloque José María Córdoba está QAP”, entre otros eventos que
alertaron sobre seguridad.
Pero es necesario mencionar también que la
indisciplina de comunicaciones existe en todos los niveles y es supremamente
grande. Los IOC quedaron en la historia, la compra de medios no militares
continúa y, lógicamente, el uso de las redes sociales se volvió el pan de cada
día. Con este diagnóstico, el tema no es la flecha, sino el indio. ¿Será que está
en riesgo la seguridad de los militares y policías, el país y la nación? Lo triste
de este tema, es que ya habíamos superado esta temática de la seguridad y
volvimos al pasado por culpa de unos cuantos.
“El camino puede ser difícil, pero
con tu ayuda lo podemos lograr”. “Soy ciudadano”.
0 comments:
Publicar un comentario