Muchas personas son incrédulas y piensan que lo que ocurre entre Colombia y Venezuela es un juego de simples palabras, de incidentes, o de bajo nivel diplomático que se soluciona con una nota de Cancillería, un twitter o un comentario de pasillo en la Casa de Nariño.
El irrespetuoso diputado Pedro Carreño del chavismo Venezolano se atreve a desafiar a los Estados Unidos si éste realiza acciones en contra de su país amenazando a los colombianos y en especial considerando la posibilidad de dividir el territorio “atacando los 7 puentes sobre el Rio Magdalena”.
Lo anterior, confirma varias teorías: Venezuela desea recuperar la Península de la Guajira para sus fines ideológicos de la Nueva Colombia, regresando al contextó histórico bajo un dominio ideológico chavista, el cual no les ha dado resultado. Colombia menosprecia estas intenciones tácitamente colocadas en la constitución liderada por el Comandante eterno Chavez “Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810”.
Por su parte, el Gobierno de Colombia aún cree que la mejor manera de asumir estos ataques directos es no adoptar una posición firme y contundente. Cuándo le pasaría por la mente a los conciudadanos que la Embajada en Caracas no pasaría de ser una oficina sin embajador bien bonita que rediseñó el ex-embajador Luis Eladio Pérez en el municipio Chacao.
Es cierto que es utopía pensar que ambas naciones podrían ir mas allá de un día de acciones bélicas, porque sus capacidades logísticas sólo sirven para el inicio, sin embargo imaginemos a quién apoyaría los Estados Unidos, al país que le vende el petróleo o al país que por su ubicación geográfica le permite el dominio del Cono Sur, no podemos decirnos mentiras USA es un país manejado con una política de intereses y juega al mejor postor.
En algunas hipótesis concibo el inicio de la Tercera Guerra Mundial por el continente más novato, lógico eso ayudaría a Venezuela a distraer la atención de la pésima filosofía e intenciones que tuvieron al tratar de volverse los omnipotentes del continente, lo que no debemos despreciar es cuál sería la actitud que tomaría China, Cuba, Nicaragua, Rusia y algunos países del Medio Oriente cuyas intenciones serián de identidad con el actual gobierno mediocre del país vecino.
Las ventajas y desventajas que existen entre los militares de ambos países es que los de Venezuela si llevan años considerando la posibilidad del conflicto, se entrenan y hacen ejercicios tácticos en el terreno para medir sus capacidades, y Colombia no ha podido pasar de simples ejercicios en la carta de situación, toneladas de papel en planes e hipótesis además de la activación de unidades militares de sólo nombre, parece que no hemos aprendido la lección de no subestimar al enemigo.
Otro factor a considerar es que las Fuerzas Militares Colombianas lideradas por el excelentísimo mariscal de campo hijo consentido del General Mejía no ha podido prestar atención directa a los problemas de los 2200 kilómetros de frontera porosa que alberga más de 100 pasos ilegales, la presencia terrorista del ELN, la proliferación del narcotráfico y lo más delicado, el inocultable desplazamiento poblacional que afecta al país, sería bueno preguntarle a su Señoría, si los amigos de Santos que eran sus enemigos y ahora sus amigos le van ayudar a cumplir la misión antes de entregar su cargo.
Digan lo que digan el tema entre Colombia y Venezuela amerita mucha observación, mucha responsabilidad y decirle la verdad al país, para el Presidente Santos, Maduro ya no será más amigo y para el Presidente Duque será la demostración de la conjugación de su lema “Mano firme y corazón grande” ya veremos si lo cumple o también traiciona al país.
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