domingo, 5 de marzo de 2023

Curioso leer y escuchar en las redes sociales los deseos de un golpe de estado en contra del actual gobierno, pero más significativo fue ver el resultado del censo electoral del 2022 donde una tercera parte que representa a diez millones del mismo, se dio el lujo de no votar cediéndole la posibilidad de decisión a los once millones que ubicaron al exguerrillero Petro como presidente.

Dice la historia, que los golpes de estado en nuestro país se presentaron por Bolívar en 1828 como autogolpe para declararse dictador, y a él le dieron golpe en 1831 Rafael Urdaneta, en 1854 José María Melo a José María Obando, en 1900 el vicepresidente Marroquín a San Clemente, en 1904 un autogolpe fallido de Rafael Reyes y lo último que se conoce es que en 1953 supuestamente (políticamente y militarmente) el general Rojas Pinilla le arrebata el poder al designado Roberto Urdaneta considerándose el primer gobierno militar del siglo XX, desde allí no hay indicadores de este fenómeno político social. 

Un golpe de estado según la Real Academia de la lengua, es la Destitución repentina y sustitución, por la fuerza u otros medios inconstitucionales, de quien ostenta el poder político o desmantelamiento de las instituciones constitucionales sin seguir el procedimiento establecido, pero también existe el golpe militar, que significa Golpe de Estado protagonizado por el Ejército o una parte del mismo. 

En mi opinión, existen varios requisitos para que se pueda presentar un golpe de estado, uno la presión y violencia contra el gobierno del pueblo, dos, unas fuerzas militares preparadas para tal fin y tres, un pueblo preparado y consiente de las consecuencias que trae un golpe. 

Pienso que ninguna de las tres se cumple, para iniciar el pueblo de Colombia es sano, sumiso, manipulable y fácil de comprar además de ser conformista políticamente en hechos como el de las bolsas de dinero grandes de Petro y pequeñas que al parecer recibió su hijo para la campaña, en esta cara de la moneda no tenemos guerrillas, primera línea, izquierda radical, exguerrilleros y muchos otros agentes generadores de violencia en las calles, recordemos la amenaza del precandidato en caso de perder las elecciones y de algunos integrantes del pacto histórico. 

Aún a pesar de la misión constitucional que otorga los artículos 217 y 218 CPN “las FF.MM. tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden constitucional”, estas no son golpistas, nunca se han entrenado para desarrollar este tipo de acciones, son y serán respetuosas del poder popular que ejerce el pueblo en las urnas acudiendo al artículo 3 CPN, derecho malentendido, bajo un sistema electoral cuestionado y criticado, de dudosa reputación y una dinámica de confundir para reinar mientras pasa el tiempo. 

Peor aún, ya no existen militares líderes guerreristas, los extinguieron, la capacidad operacional está más que reevaluada, con presupuesto reducido, efectivos disminuyendo, maniatadas las manos bajo la teoría de “paz total en la supuesta Colombia humana” acompañada de un terror que genera la Justicia Especial de Paz, una moral por el piso y un respaldo burlesco que ejerce el gobierno como máximo comandante FF.AA, acompañado del ministro de la cartera que deja mucho que decir frente a temas como el secuestro y homicidio de los policías en el Caquetá, donde se manipula el lenguaje como arma o instrumento político “guardia indígena y cercas humanitarias”.   

Ahora bien, el tercer factor se hunde por su propio peso en criterios y posiciones, como no se puede hablar de política, no educarse sobre política, desconocer la estructura del estado y peor aún ceder los derechos que le permite la constitución del 91 por falta de comprensión, análisis y participación como ciudadano en elegir y ser elegido, permitiendo lógicamente que las maquinarias hagan todo o que lleguen candidatos como Petro al poder a pesar de haber expresado como seria su gabinete y sus ideas para el plan de gobierno. 

Podemos entonces anexarle a lo anterior, los problemas que genera la economía, la violencia guerrillera, la migración, la inestabilidad de la democracia, corrupción, narcotráfico, la influencia cubana, venezolana y los países con líderes de izquierda, además de la manipulación del 75 % del presupuesto del estado que maneja el gobierno actual, ¿todavía pensaría usted en un golpe de estado como solución? 

El mejor golpe de estado a Petro, se reflejará en la conciencia y respaldo del pueblo en el resultado en las urnas en las elecciones regionales de alcalde y gobernadores, concejales y diputados además de ediles, neutralizando la tendencia ideológica de izquierda, además de neutralizar una reelección presidencia o posicionamiento de la izquierda en el poder, votar por candidatos idóneos y confiables para salir por lo menos en cuatro años de este nefasto tema del petrismo en Colombia. 

“El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” “Soy Ciudadano”

  


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