Petro está feliz ¿y tú?

Para los 11 millones de ingenuos que creyeron en el cambio del país, el presidente guerrillero y ahora “terrorista” Gustavo Petro, deben saber que su mandatario está feliz y disfrutando en el Palacio de Nariño gracias a ustedes y, si no saben por qué, deduzcan:

Con su enfrentamiento personal con los Estados Unidos, está siendo el centro de atención de todos los medios de comunicación, de los guerrilleros, narcotraficantes, redes sociales, alzados en armas y todo lo que huela a la izquierda y revolución, entre muchos otros, como los jóvenes que lo creen un duro.

Arrodilló la fuerza pública en cabeza de su ministro de defensa, que con lógica política tiene que ponerse de lado de su presidente, y de ahí para abajo, ¿qué más vamos a decir?, entre otros, al procurador general, que hace poco lo llamaba al orden.

Las guerrillas, los actos vandálicos urbanos ya llevaron al país a enfrentarse unos con otros en las calles y el campo, los unos para provocar y defenderlo a él y los otros para defender la nación, ¿era el propósito? Pues claro, ¿qué pensaban, que no ganaría con esas acciones? Está en el punto que necesita.

La trilogía política (Cepeda, Corcho y Quintero, alias Pinturita, que le está dividiendo la izquierda) que van con la plata de los colombianos a la consulta popular partidista o interpartidista es una buena medida de engaño para proteger a su verdadero candidato y amigo con el que no ha peleado Roy Barrera; la cortina de humo hace que la gente se distraiga y mire hacia otra parte, mientras su jugador estrella avanza.

La violencia, el narcotráfico, las guerrillas, sus aliados y todo ingenuo que lo sigue busca que el país entre en crisis, conflicto y guerra; así él podrá quedarse, declarar medidas especiales y, ¿por qué no?, ir a la constituyente quedándose en el poder. Como dicen en la costa caribe, “marica el último”. ¿Será marica o se las tira?

Como buen terrorista (terrorista el que genera terror), tiene asustado a los empresarios, gremios, agricultores, ganaderos, caficultores, floricultores y comerciantes; colombianos residentes en Estados Unidos, pequeños y grandes inversionistas, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos que no saben qué puede pasar y cada día ven las cosas más tensionadas al interior y exterior del país con el tema de la economía y aranceles.

Por último, y fuera de que ya se ganó el desprecio en sus mentirosas alocuciones diarias en televisión, situación más que evidente, defiende causas e intereses de otros estados y grupos de bandidos como las de Venezuela, Haití o Hamas, busca conflictos con Ecuador culpando la falta de control con el narcotráfico, Perú por el supuesto robo de la isla en el Amazonas e Israel por ser aliado de Estados Unidos.

Para los que aún no comprenden, al guerrillero Petro no le importa Colombia y menos los colombianos; si fuera así, no habría creado un PACTO que dejará mucho que decir, no estaría inmerso en escándalos de corrupción como los topes electoras y los carro tanques de agua de la Guajira, no se habría agarrado con el gay de Panamá y no se habría perdido en varios países como Francia o Brasil, pero lo peor, nunca habría dicho mentiras como, por ejemplo, “en tres meses acabaré al ELN”, “nunca convocaré una constituyente”, “juró respetar la constitución política” y lo que le gusta a sus seguidores de todo tipo “LOS QUIERO MUCHO”; y sería un ejemplo como presidente, pero la realidad es otra. ¿Se me quedó algo por fuera? Si claro, el odio innato que lo caracteriza de su pésima calidad humana. 

 “El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr”. “Soy ciudadano”.