Recuerdo que estaba en Shangai - China, cuando en horas de la noche más o menos a las 7 pm y en Colombia era de día, mi compañero de la Escuela de Guerra, German David Castro me comentó por el celular que fui nombrado como Agregado Militar en la República Bolivariana de Venezuela, me encontraba en compañía del alumno y Coronel de la Policía Ramiro Castrillón Lara, quien me invitó a una cerveza para felicitarme y otro Coronel alumno de Ejército me llamó la atención por llegar 5 minutos tarde al lugar de encuentro, “vaya matices del momento y que extraño ese traslado”.
Este acontecimiento, fue anterior a la cita solicitada a la canciller María Ángela Holguín, y lógicamente a los actos protocolarios de mi despedida de la Escuela Superior de Guerra, este, sería mi último traslado de manera oficial, de aquí ya solo quedaba concursar al curso para general éste año y si pasaba, entraría nuevamente a la escuela y si no, pues pasaría al retiro como es el ciclo que cumplimos los militares, ya mi vida estaba marcada y sabía que no pasaría.
Sin embargo, la misión diplomática encomendada con mi nombramiento era importante y como les conté mi primera acción fue reunirme con la canciller, adelantar el diplomado para los agregados militares denominado CAMI y hacer las presentaciones pertinentes del caso para viajar, pero antes debía cumplir una serie de requerimientos entre otros, recibir un decreto presidencial y un pasaporte diplomático.
Esta experiencia sería otra vez innovadora, empezando por que debí viajar por un año y solo llevar dos maletas y una de ellas llevaba lo que decían, papel higiénico, enlatados y elementos necesarios para llegar a un país donde supuestamente no se conseguía nada y estaba en crisis total, los medios mostraban los estanes de los supermercados vacíos e insinuando que 30 millones de venezolanos se morían de hambre, además que debían hacer largas filas para recibir alimentos, pero la realidad era otra.
Viajé a Venezuela, con un destino guiado, además de protegido y después sabrán por qué, pero antes déjenme contarles varias cosas, una de ellas fue que el general colombiano que fungía de inteligencia de Comando General, me localizó a dos días antes de mi viaje, dijo que me necesitaba urgente y no me podía ir sin hablar con él, duré cuatro horas esperándolo y cuando lo ubiqué, me atendió cinco minutos y me dijo “no puede enviar nada escrito todo será personalmente, cada dos meses debe venir a Colombia a recibir instrucciones y dígale lo mismo a los que están allá de mi parte, aquí hablaré con ustedes” y esa fue la gran instrucción, por ello, aún sigo esperando que me llamen ¿será que sigo esperando?. El comandante general lo único que me dijo cuando estaba en peluquería fue “esté listo por si tiene que regresar” aún no viajaba, el comandante del Ejército tampoco me dijo nada solo “éxitos”, y yo decía para mí, más tiempo me dedicó la canciller, ¿será que no sabían para dónde iba?
Lo cierto es, que para ir a Venezuela casi siempre mandaban coroneles del arma de inteligencia y supe que ya habían mandado varias hojas de vida, y el gobierno del país vecino no había dado el beneplácito y no me pregunten por qué, pero mandaron mi hoja de vida y fue aceptada, supuestamente estaba proyectado para ir a los Estados Unidos y terminé en Venezuela, bueno mi comisión fue como agregado militar y solo fuimos de ese año 23, los que llevábamos esa designación para los diferentes países, los otros irían como adjuntos, estudiantes u otras designaciones, por lo menos para los del Ejército.
El caso es que viajé y llegué un viernes al aeropuerto de Maiquetía, me hospedé en un hotel de Caracas, mientras tanto, al día siguiente en horas de la mañana lo primero que percibí fue las manifestaciones gigantescas por el sector donde estaba y “ni corto ni perezoso”, me fui a ver qué era eso y analizar lo que pasaba, me compré una gorra de Venezuela y a caminar se dijo, la verdad aún no entendía lo que ocurría, pero debía estar cerca para escuchar y comprender que se trataba del grupo de Leopoldo López Mendoza de la oposición, que estaba en las calles.
Ese fin de semana, solo me quedó tiempo para hacer reconocimiento del sector donde vivía en Chacao, ver donde quedaba una iglesia que por cierto un día fui a solicitarle al padre una misa por unos hechos lamentables en Colombia y el cura apenas le dije que era para mí país, fue como “haberle recordado a su progenitora” no les diré lo que dijo, ya que el cura era chavista, lo supe después.
En el sector donde estaba, habían varios monumentos interesantes, uno el de Badén Powell más conocido como BP fundador de los SCOUT del mundo, y otro de Francisco Antonio Zea en el parque conocido como la Plaza Colombia, allí cerca estaba también la casa Colombia, residencia asignada para el embajador de nuestro país, para mí, ese sector fue curioso, por el nombre de mi patria, porque soy scout y por haber sido comandante de la unidad en Ibagué que lleva el nombre del prócer, que curiosidades tiene la vida.
Mi presentación en la embajada el lunes con corbata fue toda una anécdota, primero porque no había embajador, había sido llamado al país supuestamente por salir a los medios de comunicación dando declaraciones no autorizadas, pero después supe cuál fue la realidad de Luis Eladio Pérez, teníamos al Ministro Plenipotenciario Jaime Barrera a cargo y a los que estaban en las oficinas los saludé, especialmente a los oficiales y suboficiales agregados.
Segundo, porque a la hora de mi llegada a la embajada, la primera secretaria, Sara Rocío Prieto, nos mandó a llamar a los tres agregados por órdenes del ministro supuestamente y pensé que sería para darme la bienvenida, pues no, nos llamó la atención a los tres coroneles uno de cada fuerza, porque ella había pasado revista a los baños de hombres y había encontrado un chicle en el orinal, la verdad me quede como dicen “anonadado” esa observación me pareció fuera de todo, pero bueno estaba en territorio colombiano.
En la primera semana, cumplí la orden del general de inteligencia de Colombia y me reuní con los agregados y con los suboficiales para trasmitir la orden y buscar en ellos un trabajo en equipo dentro de nuestras funciones y esa fue otra sorpresa, el oficial de Fuerza Aérea y el de la Armada dijeron en palabras más o menos “yo no vine a hacer nada, a mí me dijeron que no hiciera nada y eso hare” quedé frio, como quien dice estaba “solo” porque ni el sargento de Ejercito quiso hacer nada.
Días después, traté de comprender la organización de la embajada y como encajaba mi cargo para cumplir la misión de la comisión, elaboré como siempre lo hice en mis cargos, un plan de trabajo y fui a mostrárselo al ministro plenipotenciario y no se extrañen de esta respuesta “Coronel usted a quien le quiere coger puntos”, llevo cinco años aquí y ningún coronel ha presentado un plan de trabajo”, por primera vez en todo este relato de mi vida me nace decir una grosería “mierda” quedé peor, creo que estaba en el lugar equivocado, sin embargo seguí en mis convicciones en un ambiente laboral que consideré bastante hostil y poco amigable.
Poco a poco, notaba que existía una brecha entre el personal que pertenecía al Ministerio de Defensa y al Ministerio de Relaciones Exteriores, ya lo había notado desde mi nombramiento y aquí sí que estaba más marcado, cuando me dijeron que iba para la embajada de Colombia en Venezuela, luego de mi corta experiencia en la zona de frontera, imaginaba algo así como una “embajada de Estados Unidos” donde se hacen análisis, se tocan temas de mucho interés, mapas, secretos y demás, pero llegué a unas lindas oficinas recién remodeladas.
Por protocolo, debí presentarme al oficial de inteligencia que manejaba los agregados militares en Venezuela, el Almirante Reyes Núñez, como quien dice el homólogo del que nunca me volvió a llamar en Colombia, y el día que me presenté llevaba dos propósitos, uno hacer mi presentación protocolaria donde debía recibir una acreditación y le dije al almirante luego de los protocolos: “Señor almirante, no vine a hacerle inteligencia, vine a darle a conocer lo que son las Fuerzas Militares de Colombia, ello, debido a que me dijeron que cuando uno llega aquí, le ponen la inteligencia cubana a que lo sigan, le pido un favor, dígales que me cuiden muy bien para que nada me pase” ambos nos echamos a reír.
El segundo propósito, fue decirle que deseábamos invitarlo a desayunar, toda vez que días antes no sé por qué, pero fui elegido por votación a vicepresidente de la Asociación de Agregados Militares Acreditados en la República Bolivariana de Venezuela, donde el Presidente era el agregado de Defensa, Militar y Naval de la República de Argentina, el Coronel Ricardo Borrasteros, los Secretarios fueron los oficiales de Rusia Teniente Coronel Vladimir Khlyupin, el agregado Adjunto y de la República del Ecuador, Agregado Militar Naval y Aérea el Coronel John Oñate y el tesorero el Agregado Militar de la República de Paraguay, Coronel Edgar Galeano, en esos momentos los países que representábamos como Junta Directiva eran, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Trinidad y Tobago, Republica Dominicana, Cuba, México, Estados Unidos, España, Irán, China, Vietnam, Rusia, Países Bajos y Bielorrusia, otros países no hacían parte de la organización.
No sé si le caí bien al Almirante, si fue mi sinceridad, simple protocolo o como dicen “es mejor estar cerca del enemigo”, según contaban, poca atención le colocaba a los agregados, pero en ese año las cosas cambiaron, casi todas las actividades que planeamos se cumplieron, por cierto; un agregado militar o de defensa cumple varias misiones fundamentales, la cooperación militar, la cooperación en materia de armamento, la visión estratégica, es un consejero en materia de defensa para el embajador, un observador y analista del tema militar, además de cumplir la función protocolaria de representar a su país en otro estado frente a los demás países acreditados.
Fue así, como la dinámica nos permitió visitar la Academia Militar del Ejército en el Fuerte Tiuna, donde por respeto no tome una fotografía pero lo vi en la oficina del director, en vez de ver en grande una pintura de Bolívar estaba la del Che Guevara y otra de Chávez, si eso pasa con el director ya se podrán imaginar lo que ideológicamente tendrán los alumnos en su formación, visitamos la academia militar de la Guardia Nacional y de la Armada Bolivariana, el Grupo de Acción de Comando de la Guardia Nacional, el Comando de la Armada, la Base Naval Agustín Armario, la Primera Brigada de Infantería Marina y el Panteón Militar.
Dentro de nuestros objetivos, planeamos una acción social humanitaria y para conseguir recursos realizamos una caminata al bien conocido y majestuoso Cerro El Ávila, con lo recogido conseguimos elementos básicos para mínimo un año, para un colegio de niños de escasos recursos del Estado de Miranda en Santa Isabel Mariche, colegio C.E.I.E. Alfre Isabel, quienes quedaron muy agradecidos.
Fue extraordinaria la amistad diplomática que se tejió días tras día, actividad más actividad y reunión tras reunión, en las cuales busqué representar un poco la historia y trayectoria de nuestro Ejército colombiano, al punto que celebré el 7 de agosto con un acto público donde asistieron embajadores, agregados, diplomáticos, conocidos y amigos a tan importante fecha histórica de mi país.
Mi trabajo en la embajada, buscó dejar huellas dentro las posibilidades que me permitieron, como fue elaborar el estudio de seguridad de la Casa Colombia, el plan de evacuación de todo el personal en territorio venezolano que en el año 2019 se dio cuando el gobierno de Maduro expulsó a los funcionarios de la diplomacia del país y me pregunté ¿habrán utilizado el plan que les dejé? Creo que no, no tuvieron tiempo de nada, orientar a los consulados de Caracas, Machiques, Maracaibo, Mérida y Valencia sobre un regreso inesperado y la seguridad de Venezuela, hablar de mi país en los medios de comunicaciones que me invitaron como fueron La X y 95.5 de FM, asistir a los actos oficiales protocolarios en Caracas donde logré firmar el libro histórico en el natalicio del libertador en el Panteón Nacional, asistir a las reuniones binacionales con ministros de los dos países en Caracas y en Santa Marta, donde se buscaron intentos fallidos de buenas relaciones por los problemas fronterizos.
Les dije que comentaría sobre el país, cuando fui entrando a conocerlo, me di cuenta que muchas cosas se exageraban, por ejemplo que no había harina, eso era falso, nunca dejé de ver pan en las panaderías y azúcar y elementos básicos para comer, lógicamente en ciertos sectores de la ciudad conseguirlo era más difícil que en otros, los medicamentos habían, pero escaseaban por momentos, había zonas más delicadas que otras como todas las ciudades y sectores más caros que otros, lo cierto es que las personas necesitadas o que recibían bajo sueldo tenían acceso a un sistema de apoyo de mercados y alimentos a bajo precio, o precio justo que llamaban, lo curioso del tema es que el gobierno entregaba y ellos bachaqueaban (revender) eso era un negocio, pero hacia parte de la manipulación del pueblo.
La seguridad no era la mejor, la delincuencia obligaba a recogerse temprano, tener mucha prevención, las marchas y manifestaciones generaban tensiones y daños a la ciudad, muchas cosas escaseaban por días, pero otras favorecían a la población como la gasolina que casi no tenía precio; sin embargo, algo bastante curioso que presencié fue el monumento a “Tirofijo”, la pintura de “Raúl Reyes” y el “Mono Jojoy” de las FARC en el barrio 23 de enero en la capital del país y un gigantesco mural publicitario a la organización terrorista, esa son de las cosas que uno dice “no te la puedo creer” pero así fue, la nación vecina le rendía tributo a los grupos terroristas de Colombia a escasos kilómetros del Palacio de Miraflores.
Por otro lado, fui testigo de cómo enviaban militares de las fuerzas a Cuba para capacitarse ideológicamente, eso era impresionante las cantidades, vuelos entre 90 y 100 estudiantes de manera mensual, algo casi que increíble, lo digo porque lo vi y el oficial del Ministerio de Defensa que manejaba el programa educativo era de comunicaciones y lo conocí, pero también escuché en varias oportunidades de militares que la intención era volver a crear la Gran Colombia de Bolívar, pero con la ideología que ellos tenían ¿será que ya estamos en ese camino y no lo hemos visto?
Por cierto, al final de mi carrera como Coronel, y al inicio como Subteniente, me crucé con los generales de apellido Mejía, el padre y el hijo, ambos dejaron en mí un sin sabor y se ganaron mi opinión, el padre nos trató con desprecio en Facatativá en una visita al Cantón de Comunicaciones y su hijo el General Mejía repitió la historia cuando llegó a Caracas, que tipo tan mal educado, impotable y humillante, ni siquiera nos saludó a los agregados, no me dirigió la palabra ni para preguntarme como está, o que ha pasado por aquí, se suponía que era el Comandante del Ejército y yo el agregado militar, es así que se la pasó viendo el celular todo el tiempo, después dicen por que los tratan como los tratan y porqué pensamos lo que pensamos.
Un año pasa volando y Colombia es de los pocos países que envía diplomáticos por corto tiempo casi todos los mandan por dos o tres años para dar continuidad a programas y misiones objetivas.
Les dije que no pasaría… por sencillas razones, en 200 años de la historia del Ejército solo habían llamado de la especialidad de comunicaciones a dos coroneles para adelantar curso, como decían, uno cada 100 años y yo no sería el tercero, la verdad tenía más cosas en contra que a favor, al interior de la fuerza existe el proselitismo de arma y la xenofobia, los Generales de las armas se reúnen a puerta cerrada y ellos pelean por sus relevos de sus armas y de comunicaciones no había nadie y así muy difícil, por otro lado se supone que lo necesario son combatientes y allí tenía otra desventaja, de una u otra forma existen intereses, en fin, no tengo resentimiento por eso, todo fue la voluntad divina.
Lo cierto es que el 31 de octubre salió el resultado y la respuesta fue “no estaba mi nombre en los seleccionados” lloró más mi hija Susana que yo, ese día disfracé mi personalidad del Capitán Jack Sparrow y me fui a repartir dulces en las calles de Medellín para luego regresar a mi cargo en Caracas, como se dice en el argot popular “la suerte está echada”.
No puedo dejar de mencionar, que en ese país encontré dos familias que me acogieron, la de la señora Ana Luisa Martínez Orozco y el señor Luis Carlos Norohna portugués Q.E.P.D. que adoptaban a colombianos, y la del señor Euclides José Barroeta Saavedra y su señora Nolide Josefina Fariñas, ambas buscaron orientarme, acogerme y hacerme sentir en confianza, es más me acogieron como un hijo y hermano, doy gracias a Dios, por ponerme en manos de gente buena, amable y cordial.
Los militares y policías del país vecino jamás me hicieron sentir mal en las actividades, en términos generales hay mucho que nos une al vecino país como por ejemplo la historia, la ubicación geográfica, las costumbres, el relacionamiento humano y una frontera de más de 2200 kilómetros de largo.
Es muy sorprendente y lamentable, ver como una nación que casi fue la potencia de Sur América, hoy este padeciendo las consecuencias de una ignorancia social, con un cambio de 1 dólar por 410 mil bolívares, una pésima decisión política y una economía desprestigiada y casi diez millones de ciudadanos regados por el mundo viviendo un problema que desde que salí, le auguré 10 años más para iniciar a ver cambios positivos, ya voy por la mitad de mi profecía con un destino totalmente confuso.
“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)
Interesante narración. Una vision de la realidad venezolana." ...Cuando veas las bardas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo..."
ResponderEliminarSi señor, estoy de acuerdo, debemos estar muy atentos a lo que esta ocurriendo en nuestro pais.
EliminarSorprendente conocer que lo que se cree se hace y pasa en las embajadas es ficcion
ResponderEliminarDe acuerdo, gracias por su opinión.
EliminarNo me sorprende la actitud de Mejía hijo, porque su padre Álvaro Mejía Henao que fue nuestro comandante general de las Fuerzas Militares, también era un prepotente y engreído. Pero excelente experiencia la suya mi coronel.
ResponderEliminarSi señor, lastima pero esa fue mi experiencia con los señores de apellido Mejía, gracias por su comentario.
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