Como olvidar ese año 1998, fueron 12 meses de hechos imborrables a causa de la violencia guerrillera del país, iniciemos recordando que los Batallones de Contraguerrillas ingresaron al área de operaciones el 14 de octubre del 97 y luego de cuatro meses en la selva se dieron los primeros permisos, la mitad del Batallón de Contraguerrillas No 52 salio a descanso y la otra mitad al mando del Mayor Jhon Aguilar Bedoya se quedó en operaciones.
Fue así, como en la tarde del 2 de marzo más o menos a las 4:20 pm se escuchó por la radio la palabra clave que nos alertaba a todos “estamos en combate” y luego gritos de auxilio “urgente apoyo de fuego urgente” solo recordar me lleva nuevamente a los hechos, el batallón 52 estaba en combate y los batallones del área estaban lejos para apoyar rápidamente; lo inmediato, era enviar apoyo aéreo desde la base de Tres Esquinas Caquetá a la quebrada el Billar donde estaban las tropas enfrentando un sangriento escenario.
Primero, apoyó el avión fantasma y luego los OV10, las tropas en tierra pidieron apoyo de fuego casi encima de ellos, quiere decir que el combate fue cercano, la hora del combate no les permitió mucha capacidad de maniobra en medio de la selva, el sol ya casi se ocultaba y la guerrilla fue despiadada, entre otras, con tiro de gracia vi el cadáver del Subteniente Riascos Godoy Harol q.e.p.d., uno de los primeros oficiales afrodescendientes y así hicieron con los otros 4 oficiales.
Los resultados fueron nefastos, me toco escribirlos en un tablero, heridos 20, secuestrados 27, ilesos 27 y muertos 73, el armamento en su mayoría se lo robo las FARC al igual que el material de comunicaciones e intendencia.
Los 10 días subsiguientes los viví en la carpa de comunicaciones, de allí solo me paraba para ir al baño y bañarme, en esos días, a la una de la mañana me embarcaba en el avión fantasma para tratar de ubicar al mayor que estaba con 5 hombres perdidos en la selva y se necesitaba que tomara contacto con las tropas que ingresaron a recuperar los heridos y los perdidos, al cuarto día se logró, fue una historia muy triste, vi a militares llorar, a otros angustiarse y a varios morir, ¿será que imaginas 73 muertos en línea, uno al lado del otro?
A mi carpa llegó el Presidente Samper y no sabía que decirle a las tropas, solo les pregunto “como está el tiempo por allá” y las tropas en el área le respondieron un cinco, me toco explicarle y escribirle lo que le diría a nuestros hombres en el área, el Presidente, no sabía qué decir.
Luego de evacuar hasta el último hombre herido, recuperar los cadáveres, hacer las primeras investigaciones, todos fuimos evacuados y llevados nuevamente al Fuerte Militar de Tolemaida a un proceso reorganización y reentrenamiento, atención y orientación, entrega de elementos y cambios de personal, les confieso que comprendí lo que es un cambio de escenario entre la guerra y la paz.
La Semana Santa la pasamos en Tolemaida, el Comandante de la Brigada Coronel Orlando Galindo Cifuentes fue reemplazado por el Coronel Carlos Ovidio Saavedra Sáenz y luego del alistamiento nuevamente salimos todos a operaciones, con una larga caravana de camiones desde Melgar hacia Granada Meta, esa fue otra experiencia, 54 camiones con tropas toda la noche moviéndose por la vía en mantenimiento rumbo a Villavicencio, odisea que duro 19 horas.
Poco a poco, se fueron dando resultados operaciones; pero recuerdo en octubre entre otros la evacuación de un muerto y dos heridos del Batallón de contraguerrillas No 53, uno de ellos a mi Cabo Primero Cruz López Jairo Q. e. p. d., lo habían herido a la altura del ojo derecho, el Teniente médico Jose Contreras me dijo en el helicóptero “mi Capitán no lo deje dormir, no puedo hacer nada por el aquí” en mis piernas le hablaba al suboficial diciéndole que estaba bien que no se preocupara hasta que llegamos a Villavicencio, lo evacuaron a Bogotá, lo operaron en el Hospital Militar y se estaba recuperando pero a los 10 días falleció de una hemorragia interna.
Días después me toco asumir la evacuación de un soldado que se suicidó con una granada de mano colocada en el estómago, no resistió la presión de unos problemas personales que tenía y que luego se conocieron.
En noviembre, la dinámica cambio por la toma guerrillera de Mitú, toda la Brigada Móvil ahora se movilizaba del Meta (BCG51, 52, 53) y Arauca (BCG54) hacia San José del Guaviare y rápidamente hacia Mitú capital del Vaupés en aviones C130 y helicópteros de transporte de personal, gracias al gobierno de Brasil las tropas y los bidones de combustible llegaron a la base de Querari por que los helicópteros de Colombia no podían ir y regresar a Mitú desde San José o Villavicencio; en la recuperación de Mitú tuvimos inicialmente 31 heridos y en el avión que los evacuo a Apiay me embarqué a las 2 de la mañana rumbo a San José.
Con el General Mora Rangel Comandante del Ejército al tercer día de la toma ingresamos a Mitú, episodio que recuerdo por varias razones, la primera, porque los periodistas no pudieron ir todos por cupo y por seguridad, sólo se subió al avión un camarógrafo de televisión, uno de radio y uno de prensa escrita los demás se quedaron, inconformes por la situación gritaron a los que estábamos en el avión “Militares HP ojalá se caigan de ese HP avión” ese acto fue impactante además de una periodista que casi le pegaba al General en su cara.
La segunda, la nobleza de una monja cuando pasamos por la casi destruida Casa Cural en Mitú, luego de un aguacero de dos horas debajo de un árbol y me dio dos cucharadas de arroz, un pedacito de carne y una tajada diciéndome “venga muchacho cómase este poquito”, ese fue mi almuerzo del día.
El 25 de noviembre en la vereda El tablazo municipio del Retorno Guaviare el BCG54 entro en combates con el Bloque Oriental de las FARC, seis cuadrillas lo atacaron la 7, 16, 39, 44 y 53 dejando como resultado 24 muertos y 18 heridos, aún recuerdo cuando le dije al Coronel Carlos Ovidio a las 5 de la tarde de ése día, si quiere hablar con ellos debemos irnos ya en el helicóptero y así lo hicimos, eso era todo un campo de batalla, recuerdo que el piloto tuvo que eludir el fuego enemigo cambiando la dirección con banqueo fuerte (volar esquivando el fuego enemigo de medio lado) generando las gravedades del helicóptero y apoyando con fuego a las tropas en tierra en unión de un helicóptero de la Policía de Narcóticos.
Fue un año histórico, de hechos lamentables y de tensión para el país, las huellas del conflicto quedaban cada día marcadas en mi mente y sé que nunca se borraran, hoy solo queda orar por todos esos seres humanos que murieron por una causa llamada país.
Ojalá nuestros actos como militares y policías retirados sirvan para honrar a esos hombres, y la oportunidad política que le brindó Santos a las FARC, sea aprovechada para algo más que la búsqueda egoísta del poder político, manejar el erario y transformar erróneamente al país, si eso no ocurre; la muerte de tantos hombres habría sido en vano.
“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano)
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