lunes, 15 de febrero de 2021

Colombianos: 

Dirigirme a Ustedes en estos tiempos de pandemia cuando viven tantas inquietudes y emociones, lo considero algo complicado para poder lograr que mis palabras trasmitan el sentimiento humanista que va dentro de ellas y compartir la preocupación que perturba a muchos de nosotros por el pasado conocido, la vivencia del presente y la incertidumbre del futuro. 

Soy un ciudadano al que Ustedes pagaron durante 30 años, para que le sirviera al país en el sector defensa y de paso, conociera la realidad social que nos aqueja, permitiéndome transitar por las ciudades, valles y las llanuras, los campos, océanos y conocer sus culturas. Fueron Ustedes, los que sin darse cuenta patrocinaron a un hombre que al igual que a miles, portaran las armas legitimas de la República. 

Hombres y mujeres que los han acompañado durante los 200 años de historia, buscando garantizar la seguridad y la defensa, muchos de ellos murieron, otro tanto, lleva presente las huellas desastrosas del conflicto y otra gran parte son reserva militar y policial, a la espera de un pronunciamiento nacional para avanzar en el ámbito político y continuar con la vocación institucional en favor de la constitucionalidad. 

La política es y seguirá siendo, la herramienta fundamental para dirigir el destino del Estado, allí se decide desde lo más mínimo hasta lo macro, afectando de una u otra manera el destino que nos marcará a todos, por eso considero necesaria la participación democrática, un concepto poco utilizado y mal entendido por muchos. 

Soy un convencido, que el territorio donde vivimos es extraordinario, pero en su mayoría la población que lo ocupa es indiferente a su problemática, a tal punto que le da la oportunidad muchas veces a unos gobernantes inescrupulosos sin importar las consecuencias que acarrea en el futuro. 

La indiferencia ciudadana, nos ha llevado secuencialmente a una casi imparable corrupción que nos destruye y nos amarra generación tras generación, sin encontrar un camino hacia la salida por un comportamiento que nos sumergió en una arena movediza donde no hemos podido romper el paradigma del individualismo por el colectivismo ciudadano. 

El anterior problema, se convierte en un alimento nutritivo para las guerrillas del Eln y las Farc, que no desaparecen sino que mutan (así como el coronavirus) y se fortalecen en lo político y lo armado, dándose el lujo de cumplir sus amenazas públicas, prueba de ello es el enquistamiento en los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Arauca, entre otros menos golpeados y este fenómeno se alimenta del narcotráfico, negocio que conlleva a la violencia nacional donde los intereses de unos clanes sobrepasan pisoteando la pobreza nacional y nos debilita constantemente en toda la región, ¿Será que los colombianos no hemos aprendido la lección violenta que hemos atravesado? 

Una  economía debilitada, no por conjeturas, sino por los niveles de endeudamiento que tenemos con una proyección casi que fatídica para las próximas décadas, el producto interno bruto casi siempre está en contra posición frente a los aumentos salariales, y no hay año que no estemos viendo las clases sociales en desventaja frente a este tema, lógicamente se afectan las importaciones y exportaciones, la empresa privada se lastima y las pequeñas y medianas empresas se angustian, frente a esta problemática nacional por no ser una nación  estable en este campo tan importante, por eso, “hay quienes dicen que nuestra economía se basa en el narcotráfico”. 

Las organizaciones responsables de esta problemática no escatiman esfuerzos en patrocinar un sistema corrompido, que cubre desde los más bajos niveles de la administración pública hasta la misma presidencia de los colombianos, todos de una u otra forma, manipulan la oportunidad para colocar a su favor el erario del pueblo. 

De nada sirve criticar en redes sociales sin propósito, hay quienes se desgastan hora tras hora para pronunciarse, pero sus atropellos casi siempre alimentan a los corruptos, le dan fama a los indelicados y hacen que se vuelvan visibles las organizaciones y personas, que solo le hacen daño al país. Debemos comprometernos en un cambio de actitud general, que ayude con un pensamiento crítico positivo, a enfrentar las situaciones que nos afectan de manera acertada y participativa, por eso considero que las redes sociales hoy, son un medio para colocarlas a nuestro favor. 

La problemática internacional con la Cuba revolucionaria y la Venezuela “chavista”, es como un cáncer que nos viene consumiendo de manera silenciosa sin dimensionar las consecuencias que este fenómeno nos trae ideológicamente, violentamente y migratoriamente, este tema amerita ser tratado con mucha responsabilidad entre los gobiernos de turno mas no entre los pueblos, pero son estos últimos los que deben pronunciarse al respecto. 

El país, no solo se enfrenta el virus de la COVID19, sino el virus de la inseguridad. Esa pandemia es más mortal y terrorífica que el mismo coronavirus de China. Desde la mañana hasta la noche, día tras día, los ciudadanos se enfrentan al temor incontrolado que deja la zozobra de ser afectados en cualquier instante por el flagelo del robo, la extorsión, el boleteo, los secuestros y los asesinatos, demostrando una violencia brutal entre los unos contra los otros. 

Este flagelo, está representado por una alta debilidad en la estructura social que se basa en la educación y una formación debilitada por perdida de valores y principios, en las raíces de una cultura ciudadana que requiere una atención inminente por todos los colombianos sin discriminación de sexo, raza o condición social. No atender esta circunstancia para orientar a las generaciones subsiguientes podría convertirse en una catástrofe futurista, lógicamente es necesario entrelazar los nuevos pensamientos del presente con los propósitos conservadores del pasado bajo el lema libertad y orden. 

De lo anterior, se desprenden muchos factores que nos afectan a diario, como por ejemplo la violencia intrafamiliar, el consumo de alucinógenos, la ingesta de licores y otros elementos estimulantes, la depresión, el suicidio, el abuso sexual, el aborto, el trastorno emocional, el macabro bullying social y lamentablemente, la destrucción de la familia como eje fundamental de la sociedad; esta última requiere urgente, una minuciosa atención representada más allá de decretos, resoluciones y programas de orden transitorio. 

Esa problemática, tiene como agravante las inmensas debilidades y atrasos en los procesos de proyección académica para los jóvenes, tanto en lo rural como en lo urbano, estructuración y oportunidades universitarias para los bachilleres y lógicamente una excelente plataforma de oportunidades laborales, con una pensión justa, convirtiendo así su sueño anhelado. 

Esta pandemia mundial, demostró lo mal preparados que estamos en todo sentido, las debilidades que tenemos con relación al tema educativo, como plataformas virtuales, niveles porcentuales de material en casa para estudio, dinámicas académicas, preparación de los docentes y programas a distancia, los cuales quedaron evidenciados y como si fuera poco, unos resultados de las pruebas del saber, casi en el último puesto a nivel mundial. ¡Qué ironía pensar que todo está en manos del FECODE, como una supuesta gran organización preocupada por este tema! 

La salud por su parte no se quedó atrás, la emergencia vivida fue más difícil enfrentarla por la carencia de infraestructura hospitalaria, capacidad de atención en las UCI, equipo médico, equipo científico, ahorro y un sin número de debilidades que nos afectan todavía. Ello, acompañado de una investigación científica deficiente, un pésimo compromiso ciudadano que se refleja en las cifras de muertes y afectados, a consecuencia de la indisciplina social.  

Siendo los anteriores factores tan determinantes para la sociedad, Colombia mantiene un costo alto en la canasta básica familiar. Partimos de la base que tenemos un magnifico clima durante todo el año, un territorio fértil en todas sus latitudes, agua potable para mantener una agricultura, la ganadería y la piscicultura sostenible y muchísimos productos alimenticios que nada tienen para envidiar a los del resto del mundo, sin embargo, tenemos una alta población que muere de hambre y carece de insumos básicos para subsistir. 

Colombia como país, se acostumbró al incumplimiento en todo y por ese motivo, es que vivimos rodeados de decretos y de sanciones para obligarnos de alguna manera a cumplir las normas de convivencia y aun a pesar de la reglamentación a diario, somos infractores de todos los procedimientos que deben regir nuestras vidas. Hemos caído tan bajo que la impuntualidad es una de nuestras características más significativas ¿Cuándo llegará el día que dejemos de ir en contra de la corriente y estemos a la altura de los países civilizados y desarrollados? 

La política en Colombia nos ha llevado al máximo de la incredibilidad con candidatos y partidos políticos. Los primeros se dejan manipular por los intereses personales y los segundos, manipulan todo el sistema en unión de la infraestructura electoral, dejando el sin sabor de procesos electorales turbios que terminan casi siempre con las intenciones de las revocatorias del mandato y ahora con el temor evidente, de la proliferación de la ideología de izquierda, utilizando conceptos milenarios de la Cuba comunista, la alianza chavista, la identidad revolucionaria y un comportamiento populista que nos puede arrastrar a la muerte de la democracia. 

Una de las mentiras más grandes que debemos asumir los colombianos y llevar a una reflexión profunda, es el tema de la paz. ¡Qué mentira tan grande para un país que no la ha logrado en los últimos 200 años! El premio nobel de Juan Manuel Santos es una de las vergüenzas históricas que tenemos, para empezar nunca se logró la paz, el resultado del plebiscito, se lo “pasaron por la faja”, ignorando la voluntad de los votantes, la amenaza de las Farc se fraccionó en política y guerrilla, se le dejó al país unos compromisos económicos inalcanzables, se negoció en territorio cubano donde hoy se advierten retaliaciones para todos nosotros y por último, una justicia paralela, con el agravante de querer tapar con una mano la realidad histórica, basado en  una comisión que no sabemos cómo contará la verdad y, una Justicia Especial de Paz con una misión bien confusa. 

Ese mal dirigido proceso, colocó a quienes fueran las cabezas visibles de los grupos terroristas de las Farc, nada menos ni nada más que en el Congreso de la República. Semejante desfachatez después de atemorizar, atentar, violar y secuestrar al país en un ambiente de miedo y de barbarie, con la deshonrosa imagen internacional de no pagar ni un día de cárcel y responder por sus fechorías, menos mal, que las Farc no asesinaron a Santos como dijeron las noticias, porque así verá de primera mano, el negro destino del país donde se observa como siguen entre otras, reclutando menores de edad a las filas de tan macabro supuesto “ejercito del pueblo”, violentando los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. 

Pero también afectó a la Fuerza Pública como siempre, por una decisión política fraccionó los criterios de la conjuntes y de la hermandad y polarizó a los militares y policías entre los que apoyan o no ciertos procesos al interior de las instituciones castrenses, y lo más difícil es que muchos colombianos no quieren escuchar ni atender a los que analizan un tema tan importante para todos. Recordemos que nuestras instituciones son y siguen siendo apolíticas, pero sobre todo cumplidoras del orden constitucional. 

Es importante comprender que esa Fuerza Pública no cuenta con los medios, la logística y los efectivos necesarios para defender a 50 millones de colombianos en un territorio de 1.141.748 K2, que limita con 11 países del continente y que nos ubica en el vigésimo séptimo país más grande el mundo, frente a 194 estados, y por ello los más o menos 400 mil hombres en armas legítimos, son apenas el 0,8 % de la población y matemáticamente contamos con 35 hombres para cubrir cada kilómetro cuadrado sin descansar en ningún momento. 

Prueba de esta debilidad es que el país ha organizado un ejército de empresas privadas para protegerse, han convertido sus casas y conjuntos residenciales como cárceles, llenos de rejas, y como fortines para su propia protección, hecho más que lamentable y crítico; esta situación ha logrado que tengamos un mínimo control fronterizo, el incremento del delito del narcotráfico, el actuar delincuencial, llevado a sus máximas expresiones, sin una justicia contundente, dando oportunidad para que se mantengan activas las amenazas entre otros, como el delito trasnacional, trata de personas y contrabando entre muchos otros. 

Con el anterior panorama referenciado de manera tangencial, pretendemos llevar al país hacia un rumbo diferente, si lo que hemos hecho en los últimos años es lo mismo sin generar cambios significativos. 

Este análisis pretende recordarles que no podemos continuar haciéndole el quite a la responsabilidad de ser ciudadanos de estado, donde absolutamente todo lo que nos ocurra sea motivo verdadero de preocupación, buscando siempre dejar huellas imborrables en la honrosa misión de construir una nación, donde el hombre sea lo fundamental, la naturaleza su preocupación constante para sobrevivir y sus raíces la invaluable oportunidad de dejar un territorio mejor de lo que lo encontramos. 

Con este primer pronunciamiento analítico, represento a los que se unieron al proyecto SOY CIUDADANO, y pongo a consideración esta iniciativa a todos aquellos que ya se cansaron de la polarización, se cansaron de la violencia permanente contra el pueblo, a los que se cansaron de la corrupción y la  falta de oportunidades, a los que ya no quieren saber más de guerrillas en el territorio, a los que comprenden que somos inmensamente ricos pero a la vez pobres, por no prestar interés a lo que tenemos, generando un alto sentido de pertenencia. 

A todos los hombres y mujeres que están cansados de que el país sea un referente mundial por la violencia guerrillera, la corrupción y el narcotráfico, para aquellos que creen que debemos estructurar la nación del futuro, basado en la experiencia del pasado y participando en la construcción del presente venidero, para aquellos que son conscientes de su misión de vida. Para los  que tienen fe en el Ser Superior y creen que podemos lograrlo y para los hombres o mujeres, niños o personas de la tercera edad, que hayan comprendido que antes de morir tienen la oportunidad de tomar las armas democráticas para dejar un legado histórico para su familia y la de las generaciones siguientes, también para  los que quieren salir del temor permanente que se avecina, y los que quieren acceder a construir una oportunidad para sus vidas, para todos ellos bienvenidos a esta iniciativa que inicia hoy 13 de febrero, con una semilla democrática, hoy somos una semilla, mañana seremos un bosque bajo la premisa que “El camino puede ser difícil pero con su ayuda lo podemos lograr”. 

Con aprecio ciudadano.

Coronel veterano Carlos Enrique Martínez Caballero.


13 comentarios:

  1. Magnífico, claro y puntual análisis de la problemática del país, estoy de acuerdo con que llegó la hora de "sembrar" el fruto que pueda aportar todos esos nutrientes para mejorar nuestra nación y así ir enderezando el derrotero de un país, que se convirtió en las arcas de los corruptos y la delincuencia mancomunada con el cáncer del narcotráfico. Apoyo el proyecto "YO SOY CIUDADANO" de la mano de Díos aportaré lo mejor que pueda para alcanzar nuestras metas. Felicitaciones y vamos con Fé y voluntad.

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  2. Muy bn carlos hay q seguir en este camino dexesperanza

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    1. muchas gracias, ojala nos puedan ayudar para poder ayudar a la sociedad.

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  3. Carlos el camino puede parecer difícil pero con la ayuda de todos lo podemos lograr... ánimo que estamos contigo!

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  4. Excelente reflexión , no de creer todo pero si sentarse analizar , por capricho llevemos al país ha un abismo y para sacarlo va hacer el problema , gracias esto engrandece mis pensamientos

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  5. POR ESO UNAMONOS RESERVA

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  6. Esta reflexión nos invita a fijarnos detenidamente en el entorno de nuestra nación, de tal manera que contribuyamos de manera decisiva con esta iniciativa, donde los principios y valores sean característicos de nuestro acompañamiento.

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En agradecimiento

Virgen de la Milgrosa -
Cerro El Cundí
(Santa Marta - Colombia)

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