domingo, 9 de agosto de 2020

Dicen, “no hay cosa que le duela a alguien que te quiere hacer daño, que ver el efecto contrario a sus intenciones”, casi nunca hablo de eso pero esta vez lo haré, si existen mandos, jefes o superiores, que tratan de hacer que alguien se aburra y como castigo lo enviaban lejos, eso es real y sucedía al interior de la organización mientras yo estuve, puede que ahora no…

Lo cierto es, que Dios es justo y sin saber por qué me trasladaron a Bogotá, esta vez a la Escuela Superior de Guerra como oficial de planta, donde debo comentarles que muy pocos en mi especialidad tenían esta posibilidad, llevaba un año de antigüedad como Teniente Coronel y en ese momento mi camino fue la academia, aún recuerdo la primera reunión de docentes en el primer piso de las aulas donde le expresé al director Brigadier General Edgar Ceballos Mendoza en una dinámica organizada por la Sicóloga Luz Iris Orjuela, excelente visionaria sobre el papel de la escuela para los estudiantes “ No sé por qué llegue aquí, nunca he dictado una clase en aulas fuera de la instrucción que se le brinda a los soldados, pero colocaré todo mi empeño por hacer las cosas bien”.

Habían oficiales con experiencia académica, algunos en dos o tres escuelas de formación como docentes y lo reconocí por las insignias en el uniforme, otros eran profesores de Estado Mayor, por mi parte, era un novato pero tuve como orientador y guía al mejor maestro en el tema, mi compañero el Teniente Coronel Juan Ricardo Sánchez Hurtado quien hacia parte de los  docentes del departamento de estrategia, alumno distinguido en 2005, mejor docente del 2006 y excelente persona; en mi caso, fui nombrado como Jefe del Departamento de Desarrollo Humano e integrante del Consejo Académico, además Profesor Militar de las materias de estrategia.

Rápidamente debí leer y recordar manuales, doctrina, ayudas, ensayar, consultar documentos, normas, planes y todo lo relacionado con el tema para ponerme al frente de los estudiantes de grado mayor y capitanes de corbeta, algunos con especializaciones o carreras profesionales; no podía salir con errores conceptuales frente a ellos y menos porque una minoría ya habían experimentado lo que  aprenderían en la teoría.

Como jefe de personal, busqué la integración del equipo cercano, con una dinámica de almuerzos en casa a fínales de mes, acción que permitió una sinergia laboral, comprender los problemas, las debilidades y fortalezas que teníamos; atender los requerimientos, brindar orientaciones, apoyo médico, odontológico y sicológico incluyendo a las familias de los estudiantes de los diferentes programas académicos.

Sin embargo, me tocó debatirme en el cargo en un proceso legal para la expedición de las resoluciones que firman entre otros el Ministro de Defensa y Hacienda hasta el Presidente de la República,  para la práctica geoestratégica internacional de los alumnos del Curso de Altos Estudios Militares, al punto que recibí un concepto negativo en mi folio de vida, a pesar de que la tarea del equipo nuestro se realizó de manera oportuna, pero todo dependía de la lenta tramitología ministerial.

Como jefe de departamento, supervise el trabajo de nuestro sacerdote, el padre Jaime Fernando Escobar Molina que en el momento se enfureció por mi acción de supervisión, luego de manera amigable comprendí su gestión y me comprometí a enviar flores al altar para resarcir lo mal que se había sentido por la verificación ante sus superiores eclesiásticos, después, fuimos buenos amigos.

La dirección, me nombró Comandante del Curso de Información Militar CIM, otro grupo significativo de ciudadanos profesionales que ingresan a las Fuerzas Militares para cumplir una misión vital pero deben pasar por la escuela para cumplir el requisito de ascenso, otra óptica distinta de aprendizaje para mí, sobre todo porque durante mi grado de subteniente los percibía de manera imprudente, doy fe, Dios enseña.

El paso por la Escuela de Guerra, permite un relacionamiento académico con militares y policías que muy seguramente tendrán una connotación en la vida pública y militar futura y para colocar algunos ejemplos, mencionaré entre otros, al Capitán de Navío Hernando Wills Vélez Subdirector de la escuela quien posteriormente fue Comandante de la Armada Nacional.

A los alumnos del CAEM; el director me ordenó presentarles el producto de mi investigación sobre seguridad de comunicaciones y entre ellos estaba el Coronel Javier Alberto Flórez Ariztizabal uno de los generales del posterior proceso de paz, estoy casi seguro olvido ese tema tan importante en las conversaciones, pero también al Coronel Javier Antonio Fernández Leal, mi jefe para el año 2014.

Estuvo el Coronel de la Policía Rodolfo Palomino López  quien posteriormente recibiría a los alumnos del Curso de Estado Mayor en la Escuela de la Policía como Director de esa Institución y seria yo el encargado de agradécele por su conferencia y atención a los alumnos en el 2014, o compartir la docencia con el Coronel Ramsés Rueda Rueda hoy General y Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana.

Pero con mucho orgullo y satisfacción recuerdo a mis compañeros que llegaron ese año para adelantar el curso para ascender a Teniente Coronel, oportunidad que les brindaba la vida y Dios para alcanzar un peldaño más en su carrera, entre ellos los mayores, Cesar Arenas González, Octavio Martin Valbuena mi compañero de escuadra en 1986 en la Compañía Santander, Nelson Sánchez Hernández, Enuar Aragón Oquendo, Juan Carlos Forero Briceño Q.E.P.D, Mario Torres Rivera, Gustavo Bermúdez Castañeda, Javier Ortiz Rozo, Orlando Mejía Quintero, Paolo Tenjo Carrillo y Oscar Mier Granda, para ellos mi respeto sincero y reconocimiento. 

Y, con mucha inconformidad a quien fuera Ministro de Defensa Juan Manuel Santos Calderón él tenía influencia en la escuela como organización académica, hoy el vergonzoso Presidente de un inmerecido Premio Nobel y una paz inexistente de quien recuerdo sus palabras en la segunda posesión “por los que votaron por mí y por los que no votaron por mí, yo soy su presidente” y así fue, “hizo lo que le dio la gana”.

La docencia y trabajo tuvo como valor agregado el acompañar a los alumnos en la práctica Geoestratégica y fui seleccionado para viajar a México y Panamá, en el primer país, conocer el Ministerio de Defensa que cobija a Ejército y Fuerza Aérea y el Ministerio de Marina, la Escuela Militar de Cadetes entre otras unidades, todo con el fin de abordar temas sobre ubicación geoestratégica, problemas migratorios y en especial el problema del narcotráfico, sorprendido quedé al ver las pistolas de oro con diamantes decomisadas a los narcotraficantes.

En el segundo, visualizar la importancia del Canal de Panamá y sus proyecciones de ampliación para el favorecimiento del transporte marítimo del mundo, la responsabilidad policial y la casi inexistencia de las fuerzas armadas de ese país, los problemas entorno a la frontera selvática con Colombia y el cruce ilegal de armas, narcotráfico y personas, además el desarrollo comercial y financiero que acompaña a esta nación.

Hoy recuerdo con satisfacción, que me volví impopular por un día en ciudad de México en la capital, por que el Ministerio de Marina nos ofreció una recepción con comida y lógicamente tequila para botar, con un mariachi de 32 personas que la verdad, fue por lo alto, pero en el momento de regresar al hotel militar observé que muchos de los alumnos estaban como decimos en la etapa “en exaltación de la amistad” otros “devolvieron atenciones” y bajo mi buen criterio hablé con la guardia del sitio donde estábamos alojados y dije “ningún estudiante colombiano de la comisión puede salir a la calle” algunos madrazos me echaron, entre ellos el estudiante que nos acompañaba de Brasil que dijo “yo soy de otro país”, todo porque uno de los más motivadores para salir esa noche con los estudiantes era un Capitán de Corbeta de la armada mexicana que esa misma noche y por su estado de alicoramiento se accidentó y el día que salíamos de México a Panamá falleció en el hospital naval, allí los que se disgustaron conmigo, me dieron la razón por no dejarlos salir, entre ellos el general jefe de la comisión colombiana que me había regañado por la decisión tomada.

Escribiendo estas líneas observo la bendición divina y doy gracias por ello, mi investigación de seguridad de comunicaciones y mi trabajo me condujo a ser invitado con los gastos pagos por la firma Harrys a Rio de Janeiro Brasil, se realizaba la feria militar mundial en ese país y allí me tropecé con el Viceministro de defensa Juan Carlos Pinzón hijo de un Coronel, a quien le comenté mis preocupaciones sobre la problemática de la perdida de los radios de seguridad de voz y mi intención para que el ministerio se empoderara del tema; pero la respuesta del Viceministro fue altamente irreverente y despectiva, no le dio importancia al tema y los generales que lo acompañaban tampoco me dieron el apoyo, en fin así funciona el país.

Una vez más hice los esfuerzos y me fui a visitar la Escuela de Comunicaciones del Ejército de Brasil, llegué sin anunciarme y mostrando interés por conocerlos y bendito Dios, me recibió su comandante un poco extrañado y prevenido, pero me recibió y me comentó algunas cosas sobre esa especialidad en el vecino país donde conseguí la insignia que los representa para mi colección.

No me da pena, contarles que subiendo en el trencito al Corcovado donde está el Cristo Rey lloré, yo Carlos Martínez el hijo de doña Cecilia madre biológica y Alicia madre de crianza estaba allí, admirando una ciudad ubicada frente al mar y un lago, entre selva y piedras gigantes, con edificios, túneles  y arquitectura moderna además de las favelas, un cruce entre belleza natural y desarrollo que en su momento me generó muchísima alegría pero también nostalgia.

Por otra parte, a comienzo del año la familia había tenido que regresar a Bogotá, otra vez armar y desarmar trasteo, buscar colegio y residencia, pero ese año llegó a nuestras vidas una de las peticiones de niño, un perro pastor alemán, Greco llegó un domingo cuando caminábamos hacia la Hacienda Santa Bárbara para almorzar y vimos una camioneta blanca con una pareja, un pastor adulto y cuatro cachorros en una caja de cartón, un macho y tres hembras, los tocamos, admiramos y cargamos pero dije “no tenemos dinero para comprar un perro de estos” almorzamos y de regreso nuevamente los vimos, el dueño de los animales nos llamó y nos dijo “nosotros no los estamos vendiendo, estamos buscando familias que deseen tener a un cachorro, que no lo maltraten, que no lo vendan y que lo cuiden como mascota y pueden tomar a uno” tomamos el macho y desde allí, fue un hijo más para la familia y se convirtió en un excelente amigo hasta que murió a los 13 años de estar con nosotros q.e.p.d.

Diciembre llegó muy rápido, la escuela se lució con  la decoración navideña gracias a Martha María Escobar González mi esposa, quien colocó todo su empeño y dedicación, creatividad e iniciativa y   con la ayuda de unos pocos dejaron la fachada y el interior de la institución de verdad muy linda.

En reconocimiento a mi gestión de docencia, representada en 414 horas de clase y llenar los requisitos legales, el 13 de noviembre de 2007 me fue asignada la distinción y certificación como Profesor de Estado Mayor, tirulo que agradezco al Coronel Cesar Augusto Sánchez Carvajal decano, que a mi llegada me expresó irónicamente el siguiente interrogante “le va a sacar el cuerpo a las clases” toda vez que algunos oficiales llegaban de planta a esta institución y no les gustaba asumir esa responsabilidad académica, pero yo, la acepte.

Los alumnos terminaron sus procesos académicos, todos llenos de alegría se fueron a sus vacaciones y de allí a sus nuevas guarniciones ya ascendidos y repotenciados bajo la doctrina militar conjunta y estratégica, se irían fortalecidos a enfrentar nuevamente las delicadas situaciones operacionales que les esperaba en todo el territorio nacional.

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr” (Soy Ciudadano) 


3 comentarios:

  1. Felicitaciones Carlos, esas son experiencias de vida que solo quien las vive las sufre y las goza. Son responsabilidades que asumimos con gusto y seriedad, en las que ponemos todo nuestro empeño y compromiso. La experiencia en la docencia es muy importante y significativa tanto para el alumno como para el profesor, porque a la par que compartimos el conocimiento con nuestros estudiantes, nosotros, quienes hemos desempeñado ese rollo, también estamos aprendiendo y reforzando nuestros conocimientos y disfrutamos mucho el tiempo con los estudiantes. Te queda la satisfacción del deber cumplido, los aprendizajes y una excelente experiencia de vida y servicio a la patria. Gracias.💂🇨🇴

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  2. Gracias mi querido Coronel y amigo por refrescar la memoria con tantas anécdotas compartidas, leo y recuerdo con mucha emoción cada situación que describes, como pasan los años, cuantos aprendizajes nos quedan. Nuestra Escuela Superior de Guerra es cuna del pensamiento estratégico militar y es un honor pertenecer a esta gran familia. Gracias por recuperar este trozo de historia militar!

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En agradecimiento

Virgen de la Milgrosa -
Cerro El Cundí
(Santa Marta - Colombia)

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